No obstante, dejando a un lado el baile de cifras y las perspectivas tan optimistas de Rubalcaba, lo cierto es que en los últimos meses la dirección de prisiones está arreglando el desaguisado que pesaba sobre esta prisión ubicada en el Campo de Gibraltar. En principio, no era de recibo que una instalación de este tipo superara el número de recursos permitido, tanto por el servicio propio que se le presta a los mismo reclusos como por el gran peligro que esa sobresaturación significa en cuestiones de seguridad, tanto para los internos como para el personal del centro.
Esta reducción de los internos se debe por un lado por el traslado de presos a otras prisiones del Estado y sobre todo a la puesta en funcionamiento del nuevo Centro de Inserción Social (CIS) que ya ha acogido a más de 150 presos en situación de tercer grado o semilibertad. Es decir, la cárcel está corrigiendo poco a poco esta anomalía; no obstante, hay que señalar que si las celdas están construidas inicialmente para un sólo recluso, aún existe esa temida sobresaturación.
Por otro lado, las declaraciones realizadas esta semana por Pérez Rubalcaba donde daba por hecho que las celdas eran para dos personas suenan bastantes extrañas y hasta irresponsables. La cuestión es si en un caso hipotético se utilizara la ocupación máxima de la prisión contando con dos reclusos para celda, en este caso, ¿tendría la cárcel algecireña suficiente personal de seguridad para atenderlos?
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