La intranquilidad y la incertidumbre desde que se decretara el Estado de Alarma también ha llegado al sector del taxi en Jerez, donde además de extremar las precauciones a la hora de desinfectar el habitáculo de un servicio público que realiza traslados al Hospital de Jerez, han reducido la flota en la calle al 50% desde el pasado lunes. “Esto es lo nunca visto para todos. No hay nadie en la calle, los bares están cerrados, no hay servicio de turistas ni de gente de aquí. ¿Quién nos va a llamar?”, señala el presidente de Teletaxi, Luis Gonzaga, que no oculta su preocupación. Lo primero que han hecho, además de reducir el número de coches en la vía pública, tras registrar una caída en las ventas desde el pasado viernes en algunos tramos supera el 80%, aunque la media es del 75%, ha sido retirar también el servicio que tenían en el Aeropuerto de Jerez. “No vienen pasajeros, no vienen pasajeros, tener un turno de 12 coches allí ahora mismo es para nada; lo que vamos a hacer es si surge algún servicio, se va; eso si no cierran el tráfico aéreo”, indica. Pese a todo, el representante del gremio asegura que ahora mismo lo que más les inquieta es velar por la salud pública de los compañeros y de los propios clientes.
Reconoce que la semana pasada, antes de que se decretara la alerta sanitaria, algún compañero llegó a hacer algún servicio “acojonado” cuando recogió a clientes en la estación de trenes o en el aeropuerto procedentes de Madrid. “¿Y qué hacemos?. Si te dicen eso, no tienes más remedio que hacer el servicio y luego limpiarlo todo muy bien”, señala. De hecho, reconoce que han fabricado desinfectantes en casa y procuran “limpiar mucho” los asientos, las manillas, no tocar a los clientes e intentar abrirle las puertas”, aunque reconocen que el riesgo es “inevitable”. “Al final les tienes que cobrar”, indica. Se han reunido con el Ayuntamiento, han aplazado las elecciones que tenían a final de mes, y lo que sí tienen claro que, por encima de todo, el gremio es solidario y si se diera el caso de tener que trasladar a pacientes gratuitamente, como han hecho los compañeros de Madrid, con los que están en contacto, ni lo pensarían. “Llegado el caso, Dios no lo quiera, ayudaremos”, concluye.
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