Jerez

La Navidad ya se vive en Jerez

Esas añejas zambombas de las casas de vecino con la botella de anís y los pestiños han dado paso a esta nueva forma de vivir la Navidad

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  • La plaza Belén -

C  uando Mamen Sánchez, la alcaldesa, encendió los 924.104 puntos de luz del alumbrado de Navidad para “hacer de Jerez una ciudad brillante y luminosa, eficiente y sostenible” se daba la salida al mes de Jerez por excelencia. Cultura y arte, reseñaba también la primera edil en sus primeras palabras tras llenar Jerez de luz y color, en la tarde del pasado viernes, en el mes de diciembre, en esa Navidad que en Jerez se vive como en pocas partes. Como en ninguna. No hay nada más jerezano que la zambomba decía Juanma Pérez Rendón el mismo viernes cuando recogía impresiones para 7TV en la zambomba Con Corazón que organizó, organizó muy bien, esta casa en las bodegas Sandeman a beneficio de Cáritas. Hay muchas cosas jerezanas, como nuestros caballos, nuestro vino simpar, nuestros viñedos, nuestro aceite, nuestros  campos, Jerez Agrícola y ganadero, nuestras iglesias, nuestros conventos, nuestro Circuito, nuestra gente, nuestros barrios de Santiago y San Miguel, nuestros artistas,  nuestras plazas, nuestra Plaza de Toros, nuestras instalaciones deportivas, nuestro casco histórico, aunque esté como está. Jerez puede enorgullecerse de muchas cosas, de mucho patrimonio, de concentrar y de exportar arte por los cuatro rincones de su amplísima geografía, pero evidentemente la zambomba es algo consustancial a nuestra forma de sentir la Navidad. Esas añejas zambombas de las casas de vecino con la botella de anís y los pestiños recién hechos han dado paso a esta otra forma de vivirlas. En las calles, en las hermandades, en los centros Jerez vive desde ya su gran mes. Un mes donde las zambombas conviven con los belenes, a los que habría que dar incluso un mayor impulso para que fuese otro atractivo a añadir, con los acontecimientos artísticos en Villamarta, con todo vendido, y convive con todos aquellos que nos visitan y a los que hay que darles lo mejor de lo mejor no solo para que repitan cuando cada año llegue diciembre, sino para que queden prendados de un Jerez sin fronteras que está abierto de par en par los trescientos sesenta y cinco días del año. La Navidad ya se vive en Jerez. Y como en Jerez en ninguna otra parte.

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