El hecho de que la difusión del texto de la providencia sobre el concurso del Xerez CD solo podrá llevarse a cabo previa disociación de los datos de carácter personal que los mismos contuvieran y con pleno respeto al derecho a la intimidad impide, obviamente, que podamos ofrecer datos contables de lo que el concurso, cuya fase consursal finalizará en un plazo de quince días si no hay objecciones a la rendición de cuentas, ha arrojado y la cantidad de dinero que se han llevado muchas personas inmersas en ese proceso que no ha acabado todavía y que, de la forma que terminó, podría hacer acabado con la vida misma de la sociedad anónima deportiva, sin que ello vaya en favor de unos accionistas mayoritarios que tenían la obligación de salvaguardar la buena custodia económica de la sociedad y que fueron culpables de llevar la entidad mercantil al concurso de acreedores y que, posteriormente, fueron incapaces de articular una ampliación de capital, urgente y necesaria, que desembocase en una solución definitiva para la crisis económica galopante como consecuencia de la nefasta gestión de los mayoritarios desde que el club se convirtió en SAD. No es menos cierto que el club salió de la administración concursal sin que la deuda con Hacienda aminorose, con la deuda de la Seguridad Social intacta y sabiendo que en tres meses llegarían los embargos que haría inviable cualquier entrada de dinero en las arcas. También lo es que en el intento de regresar al equipo cuanto antes a Primera División, donde se entendía que podría estar la solución, se gastó más de lo que se ingresó en esa fase administrativa y que también la afición se apartó y el número de asociados bajó de forma considerable. Pero lo hecho, hecho está y los números ahí quedan.
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