Me duele todo el cuerpo cuando alguien me dice “es que en Jerez no hay nada”. Me entran náuseas cuando veo que los propios jerezanos nos echamos tierra contra nuestro propio tejado rajando de una ciudad que tiene uno de los carteles más atractivos culturales y de eventos que se puedan dar. Empieza este miércoles con el IV Ciclo de Músicas Improvisadas, en el marco del salón Saris Siduna del Museo Arqueológico en la plaza del Mercado, en el viejo Jerez, y sigue el Viernes con el primero de los Viernes Flamenco en El Alcázar, en su Patio de San Fernando, en la Alameda Vieja, vigía permanente de la entrada al Jerez de siempre y continúa con las Noches de Bohemia. Hasta el último miércoles de este mes está el ciclo MIMA, los Viernes Flamenco llegarán hasta el 9 de agosto, con una participación extraordinaria de las Peñas, las que dan calor al flamenco durante todo el año, las que mantienen esa llama que atrae a gente de sitios impensables que vienen a vivir a Jerez solo por escuchar el cante o saborear la copa, la guitarra y el baile y las Noches de Bohemia finalizarán el 10 de agosto. Y del 22 al 24 del mes del veraneo por excelencia llegará la Fiesta de la Bulería dedicada a la mujer y con un cartel que hay que saber apreciar en todo lo que vale. Y después llegará, en septiembre, la Fiesta de La Vendimia, con los conciertos en plaza de La Asunción y visitas y catas y antes, de por medio, el Festival señor y señero del Tío Pepe en las bodegas González Byass, en un esfuerzo privado que hay que reconocer en toda su amplitud, sobre todo porque presenta un elenco de artistas de primerísimo nivel. Y otras ofertas privadas como las que este año inaugura Indoor Jerez y otras más. Jerez en verano es mucho Jerez, sobre todo si, además, en un sábado como el pasado te encuentras con las calles abarrotadas, las terrazas a tope y en medio la imagen portentosa del Señor del Prendimiento que esculpiese La Roldana acompañada de su Madre del Desamparo. Un sábado para el recuerdo el de la primera semana de este atípico, en lo meteorológico, julio. Un julio festivo ya en Jerez y hasta la legada del otoño. ¿No hay nada en Jerez? Quien lo diga no tiene ni idea.
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