Eso dice La Marsellesa, el himno nacional francés, “¡A las armas, ciudadanos!”. Para defender a la Francia revolucionaria frente a las tropas austriacas. Así el ejército –entre profesional y voluntario de Estrasburgo- contó con su himno “Canto de guerra para el ejército del Rhin”, en plena revolución francesa, para defender las fronteras patrias. La Constitución americana, en su segunda enmienda, reconoce el derecho del pueblo a poseer y portar armas, individualmente o formando milicias, en el fragor de la revolución americana, pero que ha quedado ya establecido para el futuro de ese país y ratificado por el Tribunal Supremo hace unos años, como ilimitable por parte de los Estados o por el gobierno federal.
Los aires revolucionarios se acercan a España con retraso y los ultraderechistas piden que los españoles cambien su costumbre de sólo usar armas para cazar y muy poco más, por otra de disponer de armas ilimitadamente en su domicilio para defenderse de presuntas agresiones. “Hace falta un cambio radical urgente en la ley, no solo para que los españoles sin antecedentes y en pleno uso de sus facultades mentales puedan disponer de un arma en su casa, sino para que puedan usarla en situaciones de amenaza real para su vida sin tener que enfrentarse a un infierno judicial” ha declarado Abascal a la revista Armas, que se integra en la Asociación Nacional del Arma, una especie de sucursal de la potente Asociación Nacional del Rifle, asociación americana que fomenta el uso de las armas de fuego por los norteamericanos, con los resultados desastrosos que se conocen.
Se trata de un cambio de paradigma de la relación de los españoles con las armas de fuego. España es de los países más seguros del mundo y dar el paso a la disposición general de los ciudadanos de armas de fuego es poner a España en la pista de Estados Unidos, México y otros países donde las muertes, los ajustes de cuentas y la delincuencia organizada tiene enormes facilidades para armarse. También, como se ha visto en Nueva Zelanda, para que el loco o el fanático de turno hagan la guerra por su cuenta. La ministra Celaá ha dejado clara la postura del gobierno: “Es muy insensato, nosotros no queremos armas, no queremos de ninguna de las maneras parecernos a Estados Unidos en ese aspecto".
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