El presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla, Miguel Rus, ha planteado la creación de una plataforma social para reivindicar la mejora de infraestructuras e inversiones públicas en la capital andaluza y su provincia. Pretende reunir a todo tipo de entidades y organizaciones en favor de un mejor trato por parte de las administracioneshacia este territorio que, a su juicio, está siendo sistemáticamente olvidado a la hora del reparto de recursos para la mejora de equipamientos, comunicaciones y dotaciones, en general. Semanas atrás eran sus colegas de Huelva los que no sólo se quedan en expresar su protesta sino que, además, encabezan una movilización que se pretende sea de toda la sociedad onubense para reclamar otro tanto de lo mismo: una mejor consideración por parte de los poderes públicos ante lo que estiman una clara discriminación de dicha provincia. Su indignación es tal que es la misma organización empresarial, la FOE, la que propugna un cierre patronal, lo cual no deja de ser realmente llamativo. En Córdoba, los empresarios ofrecen su versión más crítica y escéptica hacia los esfuerzos que viene realizando modestamente el ayuntamiento para reforzar las potencialidades de su capital como enclave logístico.
Y qué decir, por ejemplo, de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC) cuyo presidente, Javier Sánchez, se caracteriza por desplegar un intenso activismo en favor de la mejora de esta provincia que se destaca por arrastrar unos penosos parámetros en materia de desarrollo económico y social. Algo similar se puede añadir del resto de dirigentes empresariales quienes se han situado al frente de la urgente y necesaria atención que se merece esta comunidad para garantizar su crecimiento y lucha contra el desempleo. Claro que tanta crítica, tanto afán por la pancarta y hasta a la huelga, como se apunta desde Huelva, casa bien poco con el estilo fino y elegante de su máximo representante, Javier González de Lara, presidente de la CEA, quien ya ha mandado su mensaje a los nuevos inquilinos del Palacio de San Telmo, el gobierno de PP y Cs, de Juan Manuel Moreno. Quiere que se establezca la misma sintonía, se entiende que buena, que la que mantenía antes la patronal con Susana Díaz y su equipo. Verdaderamente enternecedor. A ver cómo casa tanta beligerancia, tanto “ plataformismo”, furor que tuvo su moda tiempo atrás, tanto llamamiento a la movilización y a la pancarta, con la mano tendida del jefe de la patronal hacia los que, prácticamente, acaban de llegar. Puede que estemos ante el clásico juego de las apariencias a las puertas de unas elecciones tan decisivas como son las del 28A, pero lo que queda claro es que, si de algo estamos sobrados a estas alturas de la película, es de demagogias y políticas baratas.
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