Juan Meira acaba de dejar atrás su marca más personal en su bicicleta plegable al superar la pasada semana los 3.000 kilómetros que pedaleó el verano de 2017 desde Jerez a Roma para visibilizar la fibris quística. Esto quiere decir que su último reto por el que va a recorrer 6.000 kilómetros subiendo los 14 puertos oficiales de montaña que conforman la Vuelta Ciclista a España 2018 con su proyecto benéfico “Para que ellos vivan” de su asociación ‘2plega2 ’ya ha pasado el ecuador. Pese a sus lesiones, pese a enfermar, y pese a pasar fechas tan señaladas alejado de los suyos, el joven jerezano no pierde su sonrisa, ni olvida por un momento su lucha kilométrica, aunque reconoce que no está siendo fácil.
“Está siendo duro en todos los aspectos: muchos kilómetros, mucho frío, muchas subidas, el estar alejado de nuestros seres queridos”. Son ya 80 días los que lleva fuera de casa pedaleando y esta es la primera vez que pasa las Navidades “alejado de mi familia y de mis amigos y que no estoy en Jerez, y lo echo mucho de menos”, señala a Viva Jerez mientras emprende una nueva etapa que le llevará a León para visitar a un chico que tiene fibrosis quística. Tiene claro que esta aventura “es lo que le hace feliz”, pero no deja de reconocer que acaban de dejar atrás una racha complicada en la que la mayoría de los días “hemos tenido que dormir en el suelo y eso tampoco nos ayuda a descansar”, independientemente de que esté ante la experiencia más intensa de su vida.
Eso sí, afortunadamente, el Ayuntamiento de Soria rompió esta tendencia reservándoles una habitación en un hotel para que pudieran pasar la Nochebuena. “No nos ha dejado en la calle, se han portado bien y sólo tenemos palabras de agradecimiento”, señala Meira, que ya pedalea con Ana Mendoza, también de la asociación, y una mascota, en dirección a León, donde una vez que suban el puerto de montaña La Camperona, empezarán a baja. A partir de ahí, su previsión de llegar a Madrid en la primera quincena de enero. El proyecto ‘Para que ellos vivan’ pretende solucionar problemas de personas de su entorno o familias que padecen fibrosis quística, al igual que otra enfermedad que precise acción solidaria para su tratamiento. Juan tiene claro que no hay nada mejor que motivar y crear conciencias en las aulas para que las nuevas generaciones se impliquen en causas solidarias y así lo lleva haciendo hace un año en colegios de la zona y lo está haciendo desde octubre gracias a esta nueva ‘misión’.
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