La Hermandad del Rocío de Jerez culminó ayer el camino de vuelta y la romería con el regreso de la carreta del Simpecado a la iglesia de Santo Domingo. De este modo se puso punto final a una semana larga que deja vivencias de todo tipo y cierto halo de nostalgia. En este año en particular, los rocieros tienen ya en mente la fecha del sábado 8 de septiembre. Será entonces cuando la Blanca Paloma vuelva a recorrer en procesión las calles de la aldea para conmemorar el centenario de su coronación canónica, en una efeméride que sin duda acortará la espera hacia un nuevo Pentecostés.
La última jornada de camino fue dura. Por el cansancio ya acumulado, por el deseo de regresar a casa y por los más de treinta kilómetros que debían ser recorridos. No faltó casi de nada. Ni siquiera la lluvia, que por momentos pareció acelerar el ritmo de la comitiva.
El día comenzó temprano y vivió quizá uno de sus momentos más emotivos en el embarque en Malandar que debía llevar a la comitiva hasta Bajo de Guía. Una vez allí, el saludo en la capilla de la Virgen del Carmen y el habitual recorrido por Sanlúcar.
Al filo de las ocho de la tarde los romeros jerezanos ya se hacían presentes en la ciudad. A partir de ahí, el habitual recorrido por las calles del centro, el reencuentro con los rocieros que se quedaron en tierra y las últimas sevillanas del camino.
Ante Santo Domingo, la despedida final que daría paso a la entrada del Simpecado en el templo del que partió el pasado miércoles y la salve. La espera este año será algo más breve. Jerez ya sueña con el sábado 8 de septiembre.
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