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Jerez

Las casetas mejoran sus ventas

Termina una Feria del Caballo caracterizada por un aumento de público y del consumo en el Real

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Lleno en el Real estos días.

  • Los caseteros apuntan al lunes, miércoles y el viernes como los días más fuertes de una de las ediciones más largas

Se acaba la Feria del Caballo 2018 y llega la hora de los balances. A falta de los datos oficiales que el Ayuntamiento dará en los próximos días para valorar la última edición (recogida de basura, seguridad...), a priori las sensaciones de los caseteros son positivas. Las ventas han respondido a las expectativas en algunos casos, incluso al alza, con cajas que se han incrementado en más de 5.000 euros, mientras que en otros casos han remontado la caída de los primeros días por la coincidencia del Gran Premio con la inauguración de la Feria.

 

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Ha sido gracias a una recta final muy animada después de que muchos decidieran aplazar sus planes y venir a disfrutar del ambiente en el Real el último fin de semana, pensando que  los moteros iban a tomar el González Hontoria el primero. No fue así, y ahí ha estado el pero de los hosteleros, que son unánimes a la hora de pedir que ambos eventos no vuelvan a coincidir en el tiempo. Y no ocurrirá. Al menos el año que viene.     

En algunas casetas se quejaban de una menor presencia de un público “más mayor”, sin embargo, el aumento de visitantes en la recta final ha conseguido salvar en buena parte la recaudación, igualándola e incluso mejorando los datos de 2017. Caseteros consultados por este periódico subrayan que ha sido una Feria de “más gente y más consumo” y apuntan al lunes, miércoles y viernes como los  mejores días de la semana, situando el mayor repunte con respecto al último año en el sábado primero.

    Pero ha sido una de las ediciones más largas de su historia con ocho días y medio de una celebración que empezó el viernes, con casetas ambientadas desde por la noche, y tantos días son insostenibles en las carteras de jerezanos y turistas. En este sentido, los hosteleros señalan un “bajón” de público en la noche del domingo y del martes.     

Lo que también deja esta Feria, como resaltan, es una consolidación de las reservas de las comidas de empresas, y  amigos para dar contenido a los mediodías, dejando sin reservas a muchas casetas, tanto en hermandades, que se caracterizan por su carta más económica, como otras de asociaciones culturales y peñas de más alto nivel en las que suben los precios.             

En cuanto a las noches, destacan expresamente las del jueves y el viernes como las más rentables por el lleno que presentaba el Real del González Hontoria y un incremento en las ventas del vino tras una semana que no se ha caracterizado precisamente por el calor. Al contrario. En general, apuntan a una “buena feria” en la que una vez más ha quedado demostrado el acierto del cambio de formato de sábado a sábado.     

En cualquier caso, nunca llueve a gusto de todos, y el mejor ejemplo de ello es el caso de la fuga del adjudicatario de la caseta de la peña rociera El Carrizal, que en pleno ecuador de la Feria y a falta de los días grandes por llegar, desmontó el chiringuito y dejó únicamente la estructura en una acción a la que el Ayuntamiento responderá con una sanción y sin opciones de optar a la adjudicación para la edición del 2019. Con una caja que ni siquiera llegaba a los 15 euros en el Día de la Mujer, en pleno miércoles, el casetero recogía sus bártulos para no perder más dinero. Un episodio que daña a la imagen de la Feria del Caballo y que desgraciadamente no es nuevo, pues ya ocurrió también en 2016 en la caseta de la Hermandad del Mayor Dolor.     

Las ordenanzas en las que trabaja ya el Ayuntamiento  de cara a 2019 contemplan modificaciones dirigidas a ahondar en el “respeto y la convivencia” entre las casetas, que la música no suponga una barrera “sino un elemento integrador más” con amplificadores acordes a las necesidades reales del espacio que se ocupa y que no moleste a las casetas aledañas. También se recogerá de una forma “muy clara y específica cuál debe ser la relación entre los adjudicatarios de las casetas en cada edición y los empresarios hosteleros que se encargan de su explotación”. Separar entre la caseta tradicional y la moderna también es otra de las novedades de la  norma de cara a futuras ediciones. 

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