La tarde del Jueves Santo preludia ya el final de la Pasión que anualmente escribe Jerez. Las cinco cofradías han podido procesionar con normalidad en una jornada bastante más fresca que las anteriores a la que además se ha sumado el aire de poniente.
La Hermandad de la Redención partió del Santuario de María Auxiliadora a las seis de la tarde, buscando el centro por la avenida del Amontillado y la calle Lealas. La cofradía salesiana presentó como principal novedad el dorado de la trasera de la canastilla de su único paso, que mostró trianeras maneras en su andar costalero, mandado por Juan Oblaré. El Señor de la Redención contó con el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de Arcos.
Bastante más clásica y severa fue la puesta en escena de la Hermandad de la Vera Cruz, que dejó atrás el gótico de San Juan de los Caballeros apenas unos minutos antes de las seis y media de la tarde. La música de ministriles acompañó tanto al paso de la Santa Cruz como al imponente calvario que preside el Cristo de la Esperanza, al frente de cuya cuadrilla repitió Ezequiel Simancas. Manolo Serrano mandó a los costaleros del palio de la Virgen de las Lágrimas, que se paseó por Jerez acompasado por la música fúnebre de la Unión Musical Astigitana.
El Huerto y La Lanzada permutaron su tradicional orden de paso por Carrera Oficial. La corporación con sede en Santo Domingo buscó la Carrera Oficial subiendo por Porvera para posteriormente adentrarse en San Juan de Dios. La Agrupación Musical de la Sentencia y la Banda Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real ofrecieron sus sones a los pasos de la cofradía, que tuvieron como capataces a Manolo Ballesteros y Juan Antonio García Gorrión, respectivamente.
La Lanzada dejó impronta de cofradía clásica en todo su recorrido. El acompañamiento de una banda de música ha dotado de una personalidad propia al único paso de la corporación con sede en la basílica del Carmen. En este caso fue la Banda de Prado del Rey la encargada de ofrecer sus partituras al crucificado atribuido a Diego Roldán. En Porvera, por ejemplo, sonó la marcha 'Desamparo', de Germán Álvarez Beigbeder. Alberto Millán repitió como capataz del único paso de la cofradía.
El Mayor Dolor cerró la tarde del Jueves Santo dejando igualmente el regusto de las corporaciones que acumulan siglos de historia. El Señor del Ecce Homo fue acompañado por la Agrupación Musical San Juan, mientras que la Banda de Música de Palomares, de Trebujena, se estrenó tras el paso de palio. Ildefonso Oñate y José María García fueron los encargados de dirigir a las cuadrillas de costaleros.
La temperatura fue descendiendo notablemente a medida que fue avanzando la tarde, haciéndose cada vez más presente el aire de poniente.
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