La sanción de Instituciones Penitenciarias a Pedro Pacheco, por la posesión en su celda de Puerto 3 de un crucifijo, tres libros de más y una almohada extra, llegó ayer al Senado. En concreto, a la Comisión de Interior, y de la mano del senador socialista Francisco González Cabaña, quien apeló al secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, sobre el “extremismo en la aplicación del reglamento” al exalcalde de Jerez; hasta el punto de llegar a pedir, como conclusión, que le “dejen cumplir la pena en paz”. Según Cabaña, “todos sabemos que está la ley, pero también el espíritu de la ley, y creo que este último está jugando siempre en contra de Pacheco”.
En este sentido, solicitó que se inste a Instituciones Penitenciarias a que “cambie el chip” con respecto al que calificó como un interno “modélico”, al tiempo que puso en evidencia las circunstancias por las que había sido sancionado con su traslado del módulo 12 al 8 y con la privación del servicio de asesoría jurídica que prestaba a otros internos de Puerto 3. Para el senador socialista se ha sido “muy severo” en la aplicación del reglamento y preguntó en qué momento ha podido poner en riesgo el sistema penitenciario por poseer un crucifijo de madera 7 centímetros, “fabricado en un taller de la cárcel y que le regaló otro preso el día que quedaba en libertad en agradecimiento. ¿Qué pasa, que el crucifijo no era peligroso cuando lo tenía el otro preso y sí cuando lo tiene Pacheco?”, argumentó Cabaña. De igual modo, puso en tela de juicio que tener 8 libros en vez de los cinco permitidos sea un peligro: “leer no va en contra de la reinserción”, reivindicó; así como recordó que la segunda almohada contaba con prescripción médica.
Por su parte, el secretario de Estado coincidió con Cabaña en el hecho de que ni el crucifijo, ni los libros, ni la almohada “supongan un riesgo para el sistema penitenciario”, pero pidió una particular “reflexión” en la que aludió a que “hay libros que pueden generar problemas de convivencia”, en que algún interno podría usar el crucifijo “para agredir a otro” y que hay quien pide una segunda almohada “para otro fin”. En vista de que no eran argumentos muy sólidos, Nieto concluyó recordando que Pacheco podría haber disfrutado de todos esos elementos si hubiera seguido el procedimiento. “No lo hizo y se reincide en algo del pasado. Por eso se agrava la situación”, dijo. En cualquier caso, se comprometió a que se le dé un “trato justo”.
González Cabaña, no obstante, insistió al Gobierno en que se “interese” por la situación de Pacheco y no pudo obviar otra “reflexión” mucho más profunda: “¿Qué pensará Pacheco cuando salga en uno de sus permisos y vea que él no puede disfrutar del tercer grado y delincuentes como Sito Miñanco si lo hayan obtenido para mover más de 4.000 kilos de cocaína?”.
El crucifijo frente a los bolígrafos
González Cabaña, tras la explicación del secretario de Estado, objetó que “los crucifijos no son armas desde los tiempos de la inquisición”, así como puso en evidencia que para hacer daño a alguien con un crucifijo de madera de 7 cm “tienes que estar tres días dándole golpes”. En este sentido, criticó que en cambio se permita el uso de bolígrafos, “que según los propios reclusos son mucho más peligrosos. Pero se ve que aquí la cruz solo es peligrosa si la tiene Pacheco”.
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