Los vecinos de la urbanización de El Estribo, en la zona sur, no ven la hora de volver a la normalidad. Junto con las barriadas de Zafer y de La Asunción, fueron los que peor salieron parados de las graves inundaciones que sufrió Jerez la madrugada de 18 de octubre. Casi un mes después de esa fatídica noche, en la que se vieron afectados más de un centenar de coches de un garaje donde el nivel del agua llegó a la altura de la ventanilla de muchos de ellos, las familias de casi 250 viviendas siguen sin ascensor en más de la mitad de los 12 bloques de pisos. Sin contar con los problemas de limpieza y de peritaje de sus vehículos.
A la espera de un informe por parte del Ayuntamiento para comprobar el estado del alcantarillado, la pelota en lo que respecta a los vehículos y la problemática de los elevadores, está en el tejado del Consorcio de Compensación de Seguros. El problema, como relatan los afectados, es que el ritmo de las gestiones no avanza con la celeridad que ellos quisieran, y la empresa de mantenimiento de los ascensores no puede meter mano a la maquinaria hasta que no cuente con el visto bueno de este ente para hacerse cargo del arreglo y asumir el presupuesto necesario. “Llevo casi un mes bajando y subiendo escaleras como mínimo cuatro veces con un niño pequeño con una pierna escayolada”, se queja Toña Alarcón, a quien realmente llega a “desesperar” esta pesadilla. “He tenido que pedir un préstamo para comprarme un coche de segunda mano porque el mío ha sido declarado siniestro, y lo del ascensor ya clama al cielo; hasta que no se pronuncie el perito del Consorcio no se puede hacer nada”, se lamenta.
“Esto es inadmisible”
Los daños colaterales de esta situación lo sufren a diario el resto de residentes, cargando a peso carritos de bebés, o dando distintos viajes para subir el carro de la compra. “Sea la responsabilidad de quien sea esto es inadmisible ya, han pasado ya 20 días”, critican.
En todo este tiempo, por esta urbanización ha pasado una amplia representación de los partidos políticos, inclusive miembros del Gobierno municipal, un apoyo que no se ha traducido necesariamente en soluciones para que estos residentes puedan recuperar la rutina que perdieron la desastrosa madrugada del 18 de octubre.
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