“Esto no es lo que nos vendieron y ahora después de 11 años ni nuestros nietos ni los hijos de las parejas jóvenes que se compraron aquí su casa tienen donde jugar. Tampoco los mayores tienen ni siquiera un banco donde sentarse”. Son palabras de Isabel Canales, vicepresidenta de la asociación de vecinos Villas del Este, que representa a las 1.100 unifamiliares que suman las dos urbanizaciones de esta zona. Mientras muestra el plano con el proyecto que les convenció para meterse en esta hipoteca en 2004, al fondo unos niños de poco más de siete años juegan al fútbol entre los terrenos de jaramagos en los que han quedado reducida las dos parcelas municipales donde estaban proyectadas una pista de fútbol, varias de pádel, zonas verdes y equipamiento educativo.
Más de una década después la realidad es que las únicas que disfrutan estos terrenos son las ovejas que pastan cada cierto tiempo en este espacio, los caballos que también desfilan por la zona y las ratas, pulgas, garrapatas y mosquitos con los que están obligados a convivir, puesto que estos dos solares están delante del patio de sus casas.
Cansados de que en el Ayuntamiento no les hagan caso, ayer se concentraron durante tres horas en estos terrenos, en una “convivencia” vecinal obligada y cargada de tintes reivindicativos para protestar por lo que consideran una “dejadez” por parte de la Administración local. Ellos mismos tuvieron que costear el alquiler de una máquina para limpiar de maleza el punto donde instalaron mesas informativas para reclutar a más vecinos para su colectivo vecinal -que crearon a propuesta de la alcaldesa, Mamen Sánchez, hace un año en una visita a la urbanización- y dejar constancia de su malestar.
“Ellos tienen sus barrios impolutos (por el equipo de Gobierno), pero nosotros aquí pagamos los mismos impuestos y no se limpia desde hace 11 años”, critica la vicepresidenta del colectivo, a quien le cuesta recordar cuándo fue la última vez que vio a los barrenderos por esta urbanización. Conscientes de que tienen un problema de insalubridad al que nadie mete mano, ya han redactado un escrito para enviarlo al Ministerio de Sanidad y pedirle que intervenga. “Estamos hartos de que se gasten el dinero en otras partes de Jerez. Aquí hay arquetas de la luz que se están hundiendo y por la que se puede caer mucha gente”, se queja Canales, mientras sus vecinos asienten. Les acompaña la junta directiva de Solidaridad, con Sebastián Peña a la cabeza, que respalda su causa y está mediando con el Ayuntamiento para que actúen y tomen medidas en este esta zona, donde se suceden varias pancartas en las que el mensaje no puede ser más claro y reiterativo: “Queremos lo que compramos”.
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