Jerez

Dolorosas de ida y vuelta

Repasamos el devenir histórico de algunas dolorosas que a lo largo del tiempo han sido titulares de más de una cofradía

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  • Perpetuo Socorro
  • El Nazareno celebra este año el 125 aniversario de la llegada de su actual dolorosa

En el curso de la historia es relativamente frecuente encontrar casos de hermandades que han optado por el cambio de sus imágenes titulares, en la mayoría de las ocasiones sin un argumento de mayor peso que los gustos estéticos que se iban imponiendo en cada momento.  Las imágenes sustituidas han corrido distinta suerte. Unas se perdieron y algunas salieron de Jerez para recibir culto en otros lugares. Otras, por el contrario, quedaron abandonadas en iglesias y conventos para, con el paso del tiempo, ser repuestas al culto de la mano de nuevas corporaciones y, de este modo, recuperar el viejo esplendor perdido.

La Virgen del Perpetuo Socorro llegó a la Hermandad del Perdón en 1975 procedente de la entonces iglesia Colegial. Para ello fue decisivo el papel del abad, José Luis Repetto Betes, que a su vez era párroco de Santa Ana. Hasta el año 1939 había sido titular mariana de la Hermandad de la Amargura, que vivió su primera época en el primer templo jerezano. Ese año, la cofradía con sede en la parroquia de Los Descalzos optó por recuperar una antigua imagen de la ya extinguida Cofradía de San Antón, que estaba recibiendo culto en la iglesia de San Juan de los Caballeros.

A la Hermandad del Prendimiento se le conocen dos dolorosas anteriores a la actual. La primera de ellas es la que hoy recibe culto bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios, adquirida por Juan Pedro Bernal para la Hermandad del Amor en 1940. La cofradía de Santiago se había reorganizado en 1894, pero no recuperó para el culto a esta imagen, sino a otra de nueva factura.
Durante más de cuarenta años, la que hoy conocemos como Virgen de los Remedios permaneció en una habitación anexa al archivo de la parroquia de Santiago. Como ya se ha comentado fue adquirida por Juan Pedro Bernal, que pagó por ella 1.500 pesetas.

Con su reorganización, en 1894, la Hermandad del Prendimiento se hizo con una nueva dolorosa, encargada a la fábrica de Hijos de Leoncio Meneses. La imagen costó 700 pesetas. Además, en el mismo lote llegaron a Jerez el apóstol San Pedro y los populares sayones Candileja y Chupaceite, que siguen procesionando en el paso de misterio. El apóstol y los sayones supusieron desembolsos de 600 y 1.250 pesetas, respectivamente. 

La dolorosa recibió culto bajo la advocación de María Santísima del Desamparo entre los años 1894 y 1907, fecha de incorporación a la Hermandad del Prendimiento de la imagen que hoy conocemos. La Virgen llegada a Jerez desde la fábrica de Hijos de Leoncio Meneses estuvo retirada del culto entre 1907 y 1950, año en el que Francisco Hernández Rubio, arquitecto municipal, la vendió a la entonces incipiente Hermandad de la Lanzada, que pagó por ella 500 pesetas. Hoy es María Santísima de Gracia y Esperanza.

Resulta difícil de imaginar a la Plazuela sin la Virgen de la Esperanza, pero esta dolorosa no ha cumplido todavía su primer siglo en la capilla de la Yedra. Distintos estudios afirman que debió ser realizada a mediados del siglo XVIII por Diego Roldán, para la antigua Hermandad del Cristo de la Salud del Monasterio de Belén, que le rindió culto bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores. Con la Desamortización de Mendizábal pasó al Asilo de San José, acabando en los años veinte del pasado siglo XX en un anticuario de la calle Empedrada.

En 1928, un grupo de vecinos del barrio la adquieren por 250 pesetas con el propósito de fundar una cofradía en la capilla del Cristo de la Yedra. La compleja situación sociopolítica retrasa todo el proceso y, aunque la imagen procesiona de manera esporádica, la hermandad no queda formalmente constituida hasta 1938.

Finalizada la Guerra Civil se ponen los cimientos de cara a la organización de una hermandad de algún modo continuadora de la antigua Cofradía de los Dolores, ya con sede en la iglesia de San Lucas. Se encarga la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas al escultor valenciano Ramón Chaveli, con taller propio en la plaza Mirabal. Pero los promotores de esta nueva cofradía no pueden cumplir el sueño de recuperar a la antigua Virgen de los Dolores, porque ya está recibiendo culto en la capilla de la Yedra.

De nuevo en este caso, como en algunos de los anteriores, se opta por rescatar del olvido a una dolorosa retirada del culto. En este caso el objetivo es la imagen que hasta el año 1890 había sido venerada en San Juan de Letrán bajo la advocación de Nuestra Madre y Señora del Traspaso. La Virgen se encontraba prácticamente abandonada detrás del retablo de la iglesia de la Alameda de Cristina desde que medio siglo antes la Hermandad del Nazareno decidiera su sustitución.

El 4 de febrero de 1941 fue cedida por los cofrades de Jesús a la entonces joven Hermandad de las Tres Caídas, una cesión que no se acompañó de la correspondiente documentación hasta el mes de septiembre del pasado 2015.

Desde 1891 –hace ya 125 años- la Hermandad del Nazareno rinde culto a una dolorosa que se atribuye a los escultores catalanes Ángel Marcé y Pablo Rosich. Existen muy pocas referencias de ambos imagineros, quizá porque trabajaran para alguna fábrica de mayor envergadura y apenas firmaran sus creaciones. El historiador Pablo Pomar ha atribuido la actual Virgen del Traspaso a Ángel Marcé, basándose para ello en su enorme parecido con la imagen de María Magdalena de la Cofradía del Santo Entierro de Zamora, que fue realizada en 1892, prácticamente en paralelo con la dolorosa jerezana.
En la corporación castellana siempre se ha dicho que la imagen salió de la mano de Ángel Marcé, con taller en Barcelona, si bien no existe constancia documental. En cualquier caso, el parecido con la titular de la Hermandad de Jesús Nazareno es más que evidente.

Recientemente, el historiador Francisco Espinosa de los Monteros ha encontrado en la prensa local de la época una referencia al estreno de la nueva imagen de la Virgen del Traspaso, en la que se cita como autor al también barcelonés Pablo Rosich Serra. Pudiera darse el caso de que Rosich fuera también el creador de la Magdalena de Zamora, o que compartiera taller con Marcé. Sea como fuere, Nuestra Madre y Señora del Traspaso llegó desde Barcelona hace 125 años, en un episodio más de intercambio de imágenes.

Algunas imágenes de dolorosas salieron de Jerez, otras quedaron en el ostracismo, y un grupo más que significativo fue recuperado con el transcurso del tiempo por hermandades que miraron al pasado para tratar de encontrar su presente y futuro.

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