“Jerez era y es una mezcla de glamour y de pueblerinismo”

Publicado: 06/02/2016
“Mucha gente se va a enamorar de Lele Gavilán. Creo que lo tiene todo para que la gente pase un buen rato leyéndola”
Ha aparcado a Pedro de Alemán y Camacho, el abogado de los pobres, y se ha centrado en Beltrán de la Riva.
—Me hicieron este ofrecimiento y me ilusionó, aunque dije que lo haría sobre personajes de ficción y no sobre ninguno real por aquello de que hay descendientes vivos todavía. A partir de ahí me enfrasqué en el Jerez de la república, de la guerra, de la posguerra y compuse esta novela con la que la editorial está entusiasma. Ha apostado fuertemente y esperemos que sea también del  agrado del público.          

¿Cómo era Jerez en los años 30?
— Muy parecido al de ahora en muchos sentidos. Investigando, documentándome para la novela, me he encontrado con personas de aquella época que hoy viven. No voy a dar nombres, pero estuvieron en esa época y fueron protagonistas a pesar de que eran muy jóvenes,  personas conocidas en otros ámbitos que fueron protagonistas en el Jerez de la guerra y de la posguerra e, incluso, decanos del Colegio de Abogados que yo conocí. Me he topado con muchos comercios de esa época que yo pensé que eran muy posteriores. Le hablo, por ejemplo, de La PU que entendía que era posterior a la guerra y sin embargo se fundó en los años 20 o la Joyería Regente o Piaget y Nadal, que ha desaparecido desgraciadamente hace poco. O he conocido que ya existía Radio Jerez y ya se nombra a los Ruiz-Cortina en esa época y, de hecho, aparecen en la novela. Las bodegas de entonces que siguen existiendo en buena parte y, sobre todo, apellidos que todos conocemos como el doctor Paz Varela y sagas que siguen existiendo en muchas profesiones como en la abogacía, en la medicina. Jerez, creo, era y es hoy una mezcla de glamour y de pueblerinismo.

¿No se ha avanzado entonces tanto como parece?
—Yo pienso que no. Por desgracia se han perdido cosas que existían entonces y que le daban un glamour especial. Sus cafés, como el Fornos o el  Universal, el Hotel Los Cisnes donde se alojaban grandes personalidades, actores, políticos, sus casinos, el hipódromo que existía en Caulina y al que iban miles de personas a ver las carreras de caballos del Real Jockey Club, fundado a comienzos del siglo XX en Jerez...Se han perdido muchas cosas. El casco histórico estaba mucho más animado que ahora. El gran cabaret de Jerez era el Cabaret de Estambul a donde venían compañías francesas o rusas a actuar. Estaba en la calle Isla, en el Barranco. El segundo gran cabaret estaba en la plaza Peones. Aparte de esas cosas que desafortunadamente se han perdido lo que conocemos como el Jerez del centro era muy parecido al de hoy, las calles se llamaban igual, su estructura era muy parecida y viendo fotos y leyendo cosas del Jerez  de entonces se identifica perfectamente el Jerez de hoy.

Leyendo la Fuente del Oro y entrando en los personajes de Blas de la Riva y Lele Gavilán me pica la curiosidad de saber si ese amor de novela es una realidad que se ha dado en la sociedad jerezana
—Lo digo en la novela porque es un hecho histórico. Una buena parte de los grandes aristócratas y altos burgueses de aquella época contraían matrimonios de conveniencia, bien empresarial, familiar o aristocrática y después tenían sus queridas, sus mantenidas con las que tenían hijos y formaban familias. Fue un hecho de esa época que sería absurdo negarlo.    

¿Esa sociedad de los años 30 ha marcado a Jerez?
—Sí. Ya entonces nos encontramos a un Jerez monoindustrial. Existían las bodegas y las empresas auxiliares, tonelerías, imprentas, fábrica de botellas, de tapones. Todo giraba alrededor de las bodegas. En el momento que las bodegas decaen, allá por los 80, Jerez sufre una crisis que aún estamos padeciendo treinta años después de iniciarse. Se decía que los curas dejaban los turíbulos y los pastores las cabras para dedicarse al negocio del vino. Cuando el negocio del vino entra en crisis, Jerez entra en una crisis estructural profunda en la que seguimos inmersos. 

¿Saldrá la ciudad de esa crisis?
—La esperanza es lo último que se pierde. En Jerez hay mucho emprendedor, mucha gente interesante y, sobre todo, mucha gente que quiere a su tierra, gente que se ha ido y que quiere volver. Confío que sí, que las nuevas tecnologías, los nuevos modos permitan que Jerez  vuelva a ser el que era, porque hay algo que todos sabemos pero que estoy viviendo en  primera persona como consecuencia de los libros que publico. Me llevan de promoción o de gira de presentaciones, de contactos con los medios y hablas de Jerez en Bilbao o en Barcelona y dicen “coño Jerez”. Todo el mundo conoce Jerez y espera de Jerez ese glamour de aquellos años. Creo que algún día saldremos de esta crisis y esperemos que nosotros lo veamos.   

Lo que veo es que usted antes de escribir El Abogado de los Pobres ya se había iniciado en el mundo de la novela, con dos escritas, pero está siendo ahora cuando su producción literaria es más prolífica.
—Llevo toda la vida escribiendo. Lo que pasa es que en este país publicar es muy difícil. Fue en 2013 cuando escribí El Abogado de los Pobres y, por vez primera en mi vida, me presenté con ella a  un premio. Fue el premio Abogado de novela que convocó la Editorial Planeta junto al Consejo de la Abogacía y resulta que me dieron el primer premio. Es algo excepcional porque los premios en España suelen estar dados y, en este caso, cuando leyeron mi novela fue pasando de uno a otro y el jurado, por  unanimidad, me concedió el premio. Un premio que económicamente es el tercero o cuarto más importante de España. A partir de ahí la editorial me contrató y ya publicar es más fácil. Cuando uno sabe que va a publicar y lo van a leer miles de personas también es más fácil la labor de escribir.  

Ya. ¿Pero de dónde saca tiempo. De 2013 a ahora van ya tres novelas?
—El tiempo se busca. El tiempo cuando se busca se encuentra. Si escribes dos páginas al día, que tampoco es un ejercicio de sacrificio impenitente, en seis meses tienes una novela de seiscientas páginas. Los profesionales del periodismo escribís dos o, incluso, más páginas diarias. Por ello es perfectamente posible tener tiempo para escribir. Lo importante es tener ganas, ideas y amor por la escritura. Yo estoy disfrutando ahora como nunca lo había hecho porque me encanta escribir y, sobre todo, me encanta que me lean.

En la presentación que tuvo lugar el pasado viernes en el Consejo Regulador pareció claro que la novela va a ser un éxito rotundo, pero , le pregunto, si Pedro de Alemán va a volver o su tiempo literario ha terminado.
—No ha terminado. Va a volver. Con la Fuente de Oro, la   la editorial ha hecho una apuesta fuerte. Aunque se presentó el viernes y el martes salió al mercado no es menos cierto que lleva semanas en las redes sociales, que lleva semanas de publicidad. La editorial tiene mucha confianza en esta novela, aunque al final es el público quien tiene la última palabra, pero indudablemente mi próxima novela será de Pedro de Alemán. Ya la tengo en marcha. Se llamará la Moneda de los 24 y creo que va a ser la mejor de las tres publicadas hasta la fecha.

Joaquín López Sáez presentó el acto del viernes en el que estuvieron también el tenienta de alcaldesa Paco Camas, amigo de la infancia de Juan Pedro;  César Saldaña, presidente del Consejo Regulador; Ana Rosa Semprún, directora de Espasa  y   David Cebrián, Director de Comunicación de Planeta, que llegaron desde Madrid para estaren la puesta en escena esta obra que cuenta con seiscientas páginas.
—Seiscientas justas.

Mucho que escribir y muchas ideas que plasmar en negro sobre blanco.
—No es  mucho escribir.  Le reitero lo que le comenté anteriormente. Es escribir tres páginas al día. No es ninguna barbaridad. Y las ideas me salen. Mire, esta novela me la encargan el día 5 de febrero del pasado año. Yo presento el primer borrador en mayo, lo que quiere decir que la escribí en tres meses. Entonces me pidieron algunas reformas, algunos añadidos, el cambio del final porque en el primer borrador el final que yo había plasmado no era feliz y me pidieron un final feliz. Al final acabé en julio, pero le puedo decir que estuve absolutamente obsesionado con la novela, me levantaba de madrugada, iba por la calle con un libro de notas y la mente no paraba de bullir en ideas, episodios y en escenas y, finalmente, creo que ha conseguido una novela superentretenida  que engancha a la gente que la he leído. Esta misma mañana una compañera de despacho me decía que la tuve despierta hasta las cinco y media de la mañana porque no podía dejar de leer. Es una novela que tiene todos los ingredientes. Tiene intriga, sexo, una historia de amor que es el hilo de la misma, el escenario político de la República, de la dictadura de Primo de Rivera, la guerra y la posguerra y todo ello reflejado en una ciudad de la retaguardia como es Jerez y en un escenario costumbrista redondo. Los personajes pienso que me han salido redondos. Entiendo que mucha gente se va enamorar de Lele Gavilán. En definitiva lo tiene todo para que la gente pase un buen rato leyendo esta novela.

Pregonero más joven de la Semana Santa de Jerez.
—Ja,ja,ja... de eso hace muchos años Ángel.

Con 23 años. Fue y sigue siendo el pregonero más joven de la Semana Santa. Recuerdo que lo presentó María José Ojeda..., pero a partir de ahí fue político, es un abogado que ha triunfado en el ejercicio de su profesión, dirigiendo un prestigioso bufete y es escritor de éxito. ¿Con qué piensa sorprendernos próximamente?
—Ya no me quedan más facetas por descubrir. Tengo otra pasión oculta que es el ajedrez pero ya al ajedrez, a esta edad, solo se juega entre amigos. En estos momentos estoy compaginando como puedo la abogacía y la literatura y no creo que haya más facetas para llenar.
Apartémonos, si le parece, de la novela, de su carrera literaria y vayamos con su faceta profesional. Usted ha estado, de una forma u otra, en los tres procesos abiertos contra los tres primeros alcaldes que

Jerez ha tenido tras la reinstauración de la democracia. ¿Le da pena lo que está ocurriendo con los políticos de Jerez?
—Mucha. Cuando nos hemos sentado a hablar vengo precisamente de un debate televisivo sobre el tema. Me da tristeza no solo lo que está ocurriendo en Jerez sino lo que está pasando con la política en general. Hoy en día se ve al político como un presunto delincuente, como un corrupto en potencia, como una persona deshonesta por el solo hecho de dedicarse a la política. Nada más lejos de la realidad. El político corrupto es el uno por ciento de los cientos de miles que hay en España. Hay mil novecientos políticos investigados y hay doscientos mil en activo en España y todos ellos honrados, honestos, dedicándose dieciocho horas al día a su pueblo, a su Ayuntamiento, a su provincia, a su Comunidad o al Estado. Creo que los jueces no están respetando el principio de intervención mínima del Derecho Penal. El Derecho Penal debe ser la última ratio y solo debe entrar en aquellos asuntos realmente graves. Hoy se está mandando gente a la cárcel por temas que podían haber sido solucionados con mecanismos de Derecho Administrativo.
 

Juan Pedro finalizaba una mañana trepidante con el tema del libro y por la tarde tenía que atender asuntos de despacho. Lo que él decía, el tiempo se busca y se encuentra.

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