Noventa años de la coronación del Carmen

Publicado: 27/04/2015
La Virgen del Carmen, que precisamente hoy se encuentra en besamanos, ha cumplido estos días el 90 aniversario de su coronación canónica, una ceremonia que se celebró en el parque González Hontoria el 23 de abril de 1925 y que contó con la presencia de los reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eu
Este pasado 23 de abril se cumplieron 90 años de la coronación canónica de la Virgen del Carmen, sin duda alguna un acontecimiento que marcó un antes y un después en el marianismo jerezano y que alcanza su verdadera dimensión cuando se le enmarca en su contexto histórico. En las últimas décadas han proliferado las coronaciones canónicas, y así, raro es el año en el que no coinciden en Andalucía varias de estas ceremonias.
No ocurría lo mismo en 1925. Hasta entonces, la cronología de coronaciones en Andalucía apenas recogía siete apuntes. La primera de estas ceremonias se llevó a cabo en 1904 y tuvo como protagonista a la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis de Sevilla. Posteriormente llegarían las coronaciones de María Auxiliadora, de Málaga; de la Virgen de la Cabeza, de Andújar; y de la Virgen de las Angustias, patrona de Granada.
La provincia de Cádiz vive su primera coronación canónica en 1916, siendo la Virgen de los Milagros, patrona de El Puerto de Santa María, la encargada de inaugurar la serie.Tres años después, en 1919, es coronada canónicamente la Santísima Virgen del Rocío y en 1922, la Virgen de los Remedios, patrona de Antequera.
Justo entonces se inicia en Jerez el movimiento que culminaría con la coronación canónica de la Virgen del Carmen, por iniciativa del entonces prior de la comunidad, fray Luis María Llop.
La comunidad carmelita tenía tras de sí una densa historia de relación con la ciudad. Llegó a Jerez en 1586, procedente de Sevilla, trayendo consigo una imagen de la Virgen del Carmen. Inicialmente se instaló en el Hospital de la Sangre, antiguo asilo de San José, para un año después trasladarse a la ermita de San Benito, en el camino de Sevilla.
En 1600 se declara una devastadora epidemia de peste que lleva a los carmelitas a entregar su convento a los apestados, reconvirtiéndose en un hospital de incurables a las afueras de la ciudad.
Durante años, los frailes viven de prestado en domicilios particulares, hasta que se levanta el nuevo convento. La Orden Carmelita fue de este modo la primera que se estableció en el Jerez intramuros tras la recuperación del culto cristiano.
En los años veinte del siglo pasado existía pues una larga historia relación entre la ciudad y la Virgen del Carmen, de ahí que la iniciativa de fray Luis María Llop calara rápidamente en la sociedad jerezana. El empeño de la comunidad carmelita se contagiaría a obispos y reyes. Desde un primer momento se quiso organizar un acto que sin duda alguna marcara un antes y un después en la historia mariana de la ciudad.
Para ello se contó con la complicidad de quienes serían posteriormente padrinos de la coronación: Fernando de Soto y Aguilar y Carmen Domecq y Núñez de Villavicencio, marqueses de Arienzo y de Santaella, Condes de Puerto Hermoso y Grandes de España.
En mayo de 1922 sale a concurso el anteproyecto de la corona. Se recibieron un total de 16 bocetos, seleccionándose tres de ellos. Finalmente el jurado se decantaría por el proyecto presentado por el artista valenciano José David, de Játiva. La corona consta de dos partes: la imperial y la aureola o ráfaga. Está realizada en oro de ley y alrededor de diez mil piedras preciosas de todo tipo.
En los años previos a su realización se contaron por centenares las pequeñas aportaciones de oro realizadas por jerezanos de toda clase y condición. La corona tiene un peso de seis kilos y medio, aunque posteriormente debió ser reforzada su estructura, elevándose el peso actual a diez kilos. Llegó a Jerez procedente de Játiva en la mañana del domingo 19 de abril de 1925, debiendo ser trasladada en automóvil escoltado por un capitán y varias parejas de la Guardia Civil. Ese día estuvo expuesta en el palacio de los Condes de Puerto Hermoso y posteriormente en el Ayuntamiento, ante el que cuentan las crónicas de la época que desfiló “todo Jerez”.
Las vísperas de la coronación se vivieron con gran intensidad. Se celebraron dos quinarios simultáneos, en las parroquias de San Miguel y Santiago. A esos quinarios les siguieron dos triduos preparatorios, en la Catedral y la Basílica del Carmen. En la víspera de la coronación, por la noche, se celebró una Gran Vigilia de Adoración Nocturna en la Basílica. Acudieron más de un centenar de secciones adoradoras.
  
El día de la coronación canónica
Hasta siete sacerdotes estuvieron atendiendo los confesionarios; y a las tres y media de la madrugada empezó un turno de once misas consecutivas que se sucedieron hasta que a las ocho y media de la mañana la Santísima Virgen abandonó el templo para ser coronada.La imagen salió de la basílica con una mantilla de encaje de Flandes sobre la cabeza, camino del parque González Hontoria, que era el lugar elegido para la coronación canónica.En ese traslado iba acompañada únicamente de la comunidad carmelita, el clero secular y el Ayuntamiento bajo mazas.
Mientras tanto, al parque llegaban los reyes de España, don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia. El rey vestía uniforme de Capitán General de la Caballería de Lanceros y lucía Toisón de Oro, Banda de la Gran Cruz de Mérito Militar y otras muchas condecoraciones. A continuación llegó el Nuncio de Su Santidad, monseñor Federico Tedeschini, con muceta de armiño y capa púrpura de cola larga. Previamente, y en un tren especial fletado desde San Fernando, había llegado una Compañía integrada por los alumnos de la Escuela Naval; una Compañía de desembarco del acorazado Alfonso XIII y otra de Infantería de Marina.
Después harían su entrada en el parque una Compañía del Regimiento de Pavía con bandera y banda de música, y un escuadrón del Regimiento de Lanceros de Villaviciosa con estandarte y banda de cornetas. Miles de jerezanos aguardaban en el parque González Hontoria la llegada de la Virgen, que avanzaba por la entonces avenida de América, actualmente dedicada a Álvaro Domecq.
Había llegado el momento más esperado, la ceremonia de coronación canónica de la Virgen del Carmen. Las crónicas cuentan que un silencio de expectación acompañó la entrada de la imagen en el parque.
Ese silencio se rompió cuando el Nuncio de Su Santidad, Federico Tedeschini, colocó la corona sobre las sienes de la Santísima Virgen, momento en el que repicaron todos los campanarios de la ciudad.
Finalizada la ceremonia se organizó la magna procesión que llevaría a la Virgen del Carmen a la entonces Colegial.
Abrió marcha el escuadrón de batidores y banda de trompetas del Regimiento de Lanceros de Villaviciosa. Detrás, el pueblo, las hermandades y cofradías, comisiones, dignidades, la Virgen coronada, el nuncio, el cardenal Ilundain y los obispos españoles, el clero, los generales, soldados, bandas de música...
La Virgen del Carmen quedaría en la Colegial para presidir al día siguiente un solemne pontifical de acción de gracias, al que acudieron los Reyes de España y al que seguiría un triduo.
Han pasado ya 90 años de aquella histórica jornada del 23 de abril de 1925. Quienes lo vivieron en primera persona recordaron siempre ese día como uno de los más grandes de la historia de la ciudad. Hoy nos queda su legado, las fotografías de un momento único y, sobre todo, el peso de una devoción de más de cuatro siglos...

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