Titulares para un corazón herido

Publicado: 28/02/2015
Todos los informes parecen escritos para explicarnos un cuadro abstracto, ya sea de Cáritas o de la Subdelegación, pero tan reveladoras son las excusas para desterrarlos como los argumentos que los sustentan
La última vez que entrevisté a Pilar Sánchez fue en 2011, una semana antes de las elecciones municipales. Estaba convencida de que con el paso del tiempo -en ese momento era imposible- los jerezanos terminarían por reconocer los logros de su gestión. Parece que deberá pasar bastante tiempo para que alguien lo haga públicamente tras la segunda sentencia condenatoria vinculada a sus años de gobierno, pero, sobre todo, si se tiene en cuenta que es su propio ex partido el que reniega de ella en unos momentos en los que las palabras de apoyo que ha podido escuchar lo habrán sido en la intimidad.

Quien fuera su partido no valora la sentencia porque ella ya no milita bajo las mismas siglas, pero tampoco lo ha hecho Pedro Pacheco y el actual portavoz municipal del PSOE no tuvo reparos en apreciar en otra entrevista, hace unos meses, la exagerada condena que le fue impuesta por el mero hecho de tratarse de un ex alcalde de Jerez.

Debe ser difícil reivindicar la necesidad de un nuevo gobierno socialista para la ciudad a dos meses de las municipales cuando tu más reciente experiencia ha sido puesta en evidencia por la Justicia hasta en dos ocasiones, pero algunos parecen haber olvidado los logros electorales de Sánchez -Pilar- y que fue ella, con ese magnetismo que iría perdiendo brillo año tras año, la que más y mejor hizo por los resultados históricos -para lo bueno y para lo malo, también es verdad, pero en principio para lo bueno- del PSOE en Jerez, independientemente del respeto a las decisiones de los tribunales, cuyas sentencias, todas, son “demoledoras”, que es el adjetivo recurrente e inevitable con el que describir cualquier argumentación jurídica, aunque si no lo fueran tampoco dejarían de ser condenatorias igualmente. 

No hubo públicas palabras de apoyo para Pilar Sánchez, ni las esperábamos para otro Sánchez -Pedro- por parte del Gobierno, pero tampoco la salida torticera del presidente Rajoy para concluir su réplica del Debate sobre el Estado de la Nación. Lo suyo fue un “¿por qué no te callas?” sin gracia, ni ocurrencia, ni valentía -es decir, sin Rey ni Chávez de por medio-, y muy a la altura del final de Algunos hombres buenos, cuando Nicholson explota y se condena a sí mismo tras las continuas acusaciones en su contra.

En cualquier caso queda la sensación de que ninguno de los dos fue capaz de aprovechar la ocasión para trasladar al exterior algo diferente a la cansada supervivencia de un bipartidismo cada vez más huérfano, pese al prepotente empeño de su amenazante adversario de presentarse a los demás como quien no tiene abuela, y no sé si consciente de poder estar provocando más ascos que apoyos en su estratégico camino a la gloria salvadora con la que él mismo se arropa y desde la que se arroga un protagonismo aún experimental basado en eslóganes y frases hechas a la caza del titular y el corazón herido.

España entera sigue siendo un corazón herido. El país de las promesas de Rajoy también lo es de los informes de Cáritas, donde se subraya la “exclusión social” como quien vive marcado bajo el signo de una maldición. Puede que lo sea, pero también lo es que está plagada de matices, los mismos que nadie toma en cuenta para hacer campaña, como si no nos bastara la realidad nuestra de cada día para apreciar dónde estamos y cuán largo es el camino que queda por delante.

No sé si el PP le teme más a los informes de Cáritas que a las últimas encuestas del CIS, pero, al menos, sirven para poner algúnos énfasis en su sitio. No sólo éste, cualquier informe que se precie, aunque todos partan del empeño de parecer escritos para explicarnos un cuadro abstracto.

Esta semana hemos conocido el elaborado por un departamento de la Subdelegación del Gobierno sobre el acuerdo de tres pedanías de Jerez con la Mancomunidad de la Sierra para asumir la gestión del agua. Suena raro: Jerez y la Sierra, pero hasta ahora nadie se lo había planteado. Tampoco escapan las lecturas políticas que ampara el informe -se acabó lo de disparar con balas de fogueo-, pero tan reveladoras son las excusas para desterrarlo como los argumentos que lo sustentan, por mucho que quieran obviarlos con las primeras.

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