El juicio por el ‘caso asesores (II)’ contra la exalcaldesa socialista Pilar Sánchez por enchufar para cargos de confianza presuntamente a cinco militantes del PSOE, también imputados como cooperadores necesarios, al igual que un técnico del SerJil, quedará hoy visto para sentencia. Antes, tendrán que testificar otros cinco testigos y se expondrán las conclusiones y las calificaciones definitivas de las partes, entre las que puede haber sorpresas. La renuncia en el día de ayer de un buen número de testimonios, entre ellos el del propio denunciante Pedro Pacheco, acortará un día la duración prevista de una vista cuya primera sesión tuvo que ser suspedida para resolverse las cuestiones previas.
Tras el relato de Sánchez, principal procesada en un presunto delito de prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad documental, ayer comparecieron ante el juez Francisco Gil y Charo Cano, los dos imputados beneficiados de los contratos de “alta dirección” realizados desde marzo de 2005 en el ámbito de Infraestructuras y en la Alcaldía.
El que fuera concejal del PSOE del 91 al 95, aseguró que Sánchez “me conocía” y que en su designación tenía la “obligación moral de estar disponible las 24 horas del día”. Al ser profesor del instituto durante muchos años “era uno de los que más cobraba en Jerez” y como asesor la diferencia de dinero al mes “era muy poca, de 300 euros”, matizó. Cano, por su parte, relató que conocía a Sánchez por “haber compartido espacios de trabajo”.
También testificó Carmen Gutiérrez, la jefa del departamento de Promoción de Empleo y en nombre de la cual José María Martín Martínez, técnico del SerJil imputado, firmó dos de los tres expedientes de las preselecciones de Dolores Caravaca y Rubén Pérez (el de África Becerra lo suscribió ella).
En la línea del procesado, dijo que los informes de las ofertas empleo del ámbito de la administración pública sólo los emitía ella, o, en su defecto su compañero “si yo no estaba”. También explicó que el Servicio de Inserción de Empleo “daba publicidad a las ofertas”, aunque después matizó que publicitarlas “era gestión de Recursos Humanos”, lo cual descartó el jefe del departamento, y negó haber recibiera “indicaciones” para determinados expedientes. También advirtió que las entrevistas de los candidatos en las preselecciones -la decisión final estaba en las delegaciones que solicitaban los puestos- eran “determinantes” para superar esta criba. Ante el tribunal también compareció Manuel Báez, secretario general del Ayuntamiento en 2005, que detalló que él se limitaba a firmar “resoluciones”. No entraba en los casos concretos de los contratos, y afirmó que las figuras de los dos cargos de alta dirección de Gil y Cano se “crearon” en esa etapa.
Asimismo, el que fuera jefe de Recursos Humanos en 2005 explicó que a su mesa le llegaban las “propuestas de gastos” ya detalladas y que era el asesor de Presidencia, entonces Juan Pedro Crisol, quien “fiscalizaba” los contratos. Respecto a los tres laborales en los que intermedió el Serjil, precisó que era la Delegación en concreto que solicitaba la oferta de trabajo la que “pedía y decidía”.
Los licenciados que no fueron elegidos
Por la sala también pasaron como testigos casi una decena de usuarios del Serjil con licenciaturas y titulaciones por lo general superiores a Becerra, Caravaca y Pérez y que por las mismas fechas se apuntaron a las ofertas. Unos llegaron a hacer entrevistas, otros recibieron alertas, pero algunos relatos resultaron impreciso.
Pacheco: “La venganza no existe en mi escenario político”
Había mucha expectación mediática, pero finalmente ni el exalcalde Pedro Pacheco que ha sentado al banquillo a la que fuera su socia de gobierno entró en la sala de vistas a declarar, ni se repitió ese buscado reencuentro tan frío del pasado abril. Sánchez procuró por todos los medios mantenerse alejada y se “recluyó” en la sala de testigos, mientras que la actitud de Pacheco, visiblemente más delgado “porque he vuelto a correr” fue la de siempre: complicidad y risas con los medios con documentos en mano de los que pensaba hablar ante el tribunal. No tuvo la oportunidad. Ejerce la acusación popular, pero estaba citado como testigo por las dos partes, acusación y defensa, sin embargo, ambas renunciaron a su testimonio, ya que, como explicaría después su letrado, Manuel Hortas, “no es el juicio de Pacheco, sino de Pilar Sánchez”.
A su entrada al juzgado, pese a todo, el exalcalde andalucista aseguraba en contra de lo que se ha dicho estos días que “la venganza no existe en mi escenario político” y que en su diccionario sólo está “la ‘V’ de victoria”. Asimismo, el que fuera líder de Foro Ciudadano, que avanzó que el próximo lunes ofrecerá una rueda de prensa para “aclarar su futuro político”, dijo que lo que espera de este juicio es que “se penalice” la contratación de asesores.
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