La plantilla del Hospital de Jerez está en horas bajas. Si no tenían bastante con los recortes, que los ha dejado sin 80 eventuales desde abril, también se han perdido alrededor de unos 50 contratos a partir de la reducción de la jornada al 75%, y por tanto, de sueldo, impuesta a los trabajadores, y se han dejado de cubrir las bajas y las jubilaciones. Pero la denuncia de los sindicatos va más allá. Desde UGT señalan que la guinda de este “periodo de experimentos” en el que se encuentran ha sido la aplicación de la ampliación de la jornada de 35 a 37,5 horas semanales con carácter retroactivo.
“Esto ha sido una chapuza”, se quejan. Y es que la falta de acuerdo entre la administración con los sindicatos motivó que este asunto se quedara en stand by durante el verano. El tiempo fue pasando y ahora la plantilla se ha encontrado con la papeleta de que deben cumplir con el nuevo incremento horario, según la nueva norma aprobada por el Ejecutivo, pero partiendo desde 1 de julio, fecha en la que entró en vigor. Para más inri, tienen tres meses para “compensar” estas horas, con lo que el estrés y el enfado de los trabajadores no han tardado en llegar.
“La gente está agotada, se les está privando de muchos descansos, porque de buenas a primeras se encuentran con que deben horas, también se han reducido permisos que teníamos por ley, no dejan ni un ápice de descanso”, critica. Con este panorama, la única esperanza que les queda ahora es poder organizar las nuevas planillas para el próximo año para tener algo de orden busca de orden tras la inestabilidad a las que ha conducido los últimos acontecimientos, lo cual también padecen los usuarios, ya que hay daños colaterales y muchos.
“Evidentemente lo notan, porque la demora está aumentando y hay consultas por la tarde que están cerradas. Otro de los problemas a los que ha dado lugar esta nueva situación de recortes es la rotación de personal, y los traslados del personal, lo que está poniendo a prueba la paciencia de los médicos. Tirando de ejemplos, aseguran que un auxiliar que lleva años en cardio pasa a medicina interna de un día para otro, cuando la experiencia que tiene la ha logrado en esa unidad. “Cuando un médico tiene a su auxiliar y a la hora y de buenas a primeras le ponen otro nuevo y de otra especialización, no sólo lo acusa él sino también los pacientes”, critican.
“ideas pilotos”
Además, los sindicatos sospechan que la tendencia en la que se mueve el SAS pasa por privatizar la mayor parte de los servicios no sanitarios de los hospitales, esto es, cocina, mantenimiento, lavandería, etc, a partir de “ideas pilotos”. Para ello, se remiten a las últimas experiencias ocurridas en la cocina, donde aseguran que no se están sustituyendo las bajas por jubilación, así como al progresivo desmantelamiento de la lavandería. Como denuncian, la falta de inversión del Hospital de Jerez le ha obligado a “jubilar” a las lavadoras después de estar prácticamente obsoletas tras más de 50 años en funcionamiento.
Según denuncian fuentes sindicales, con estos electrodomésticos en desuso el servicio de lavandería del centro hospitalario está prácticamente desmantelado y desde hace meses en el 75% de los casos las sábanas, toallas, y demás ropa del hospital se están lavando entre centros privados y hospitales de Cádiz. Una situación que no deja de acarrear perjuicios y descontrol, dado que como añaden, “se pierde ropa y sábanas porque estamos hablando de ropa de hospital y nadie controla si es del de Jerez o de otros centros”, denuncian. “Esto ha sido es una irresponsabilidad de los directores que han estado. Las lavadoras están aprovechadas porque algunas de ellas ya vienen del antiguo hospital; ya le dijimos al gerente saliente que hiciera gestiones, que había hospitales que habían privatizado con lavadoras nuevas pero ni ha habido ni hay interés”, critican los sindicatos.
A este respecto, tienen claro que el trasfondo de toda esta situación no es más que la pretensión del SAS de privatizar el servicio de forma paulatina a la espera de que el personal, cuya media de edad es mayor, acabe jubilándose. “El interés del SAS es que desaparezca el servicio, lo todo tienen programado”, explican. De hecho, los 19 trabajadores de la lavandería se dedican ahora a entregar la ropa limpia, recoger toallas, sábanas y demás que haya que enviar a lavar e incluso hacer labores de costura. Con este panorama, los sindicatos se esmeran ahora en preparar la huelga general del miércoles en una convocatoria que ven como una oportunidad “para disparar los últimos cartuchos”. El objetivo: que la secunden el máximo de trabajadores.
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