Andalucía

Y el Tour entra en París

Desde la entrada a París, el pelotón sigue un recorrido que enseña los principales monumentos turísticos de la ciudad

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  • Campos Elíseos -

El Tour de France, la Grande Boucle, la reina de todas las pruebas del ciclismo profesional, corona este domingo en París al vencedor de la prueba tras tres semanas y varios miles de kilómetros a través de la geografía francesa incluyendo unos descafeinados Alpes y unos exigentes Pirineos. La última etapa siempre ha carecido de competividad -excepto el año en que Lemond arrebatara el maillot amarillo de ganador a Fignon en una “inofensiva” contrareloj desde Versailles- y es una gran fiesta en homenaje a todos los ganadores. Tan sólo se disputa la etapa en un sprint final, aunque siempre pueda haber un escapado, claro.


Me gusta practicar el ciclismo y me gusta poder ver en directo las etapas por la tele. Es como viajar en coche, moto y helicóptero simultáneamente gracias a la realización de la prueba. Especialmente, el Tour de Francia, es grande hasta en este aspecto: informa de qué es cada pueblecito, iglesia o paraje natural con subtítulos para que el espectador sepa lo que está viendo. Es una fórmula genial de vender Francia como destino turístico mientras disfrutas viendo el Tour. La etapa del domingo no escapa a esta opinión. Desde la entrada a París, el pelotón sigue un recorrido -siempre el mismo- que enseña los principales monumentos turísticos de la ciudad. Pero la etapa final no es exactamente la etapa de París. Es la etapa de los Campos Elíseos, una de las avenidas más majestuosas y selectas del planeta.


Los Campos Elíseos tienen casi dos kilómetros de longitud y aproximadamente cien metros de ancho. Su nombre se deriva de la mitología griega con un significado similar al paraíso cristiano. El domingo verá varias veces que el pelotón saldrá de un túnel después de haber cruzado el río Sena, y los ciclistas girarán hacia la izquierda por la calle Rivoli y sus arcos, de ahí entrarán en la place de la Concorde -que reconocerá por su enorme obelisco egipcio-.


Es en ese punto, a partir de la Concorde y donde acaban las Tullerías -los jardines del Louvre-, que la reina María de Medicis decidió en 1640 -como continuación a los jardines mencionados- que se plantasen varias hileras de árboles en lo que entonces era un fangal. Los Campos Elíseos tienen dos zonas muy diferenciadas. La primera mitad, del lado Concorde, es una serena y tranquila avenida poblada por árboles. Es más un jardín en forma de avenida que no una amplia calle. Entre sus árboles, están dos edificios emblemáticos de la Exposición Universal del 1900: el Petit Palais -palacio de Bellas Artes que está alrededor de un jardín en semicírculo- y el Grand Palais, que sobre una superficie de 13.000 metros cuadrados y bajo una enorme cúpula de vidrio, acoge exposiciones y eventos. En el lado opuesto a estos dos palacios, está el Palacio del Elíseo, residencia del Jefe de la República. A pocos metros, en el cruce con la avenida Matignon el paisaje urbano cambia radicalmente. El tranquilo paseo se convierte en la animada y concurrida zona comercial por la que llegan a transitar más de medio millón de personas cada “week-end”.


De ahí hasta el Arco de Triunfo -erigido por Napoleón en 1806 para honrar a sus ejércitos y conmemorar victorias militares, es, con 45x50 metros, de dimensiones netamente superiores a los tradicionales arcos romanos-, en la plaza Charles de Gaulle, antes Place Etoile, los Campos Elíseos son una de las zonas más elitistas del planeta.


La Place Etoile  -“estrella”- se llama así porque en ella confluyen doce avenidas. Es la gran rotonda parisina en la que no hay semáforos y que sirve de escenario para la entrega de premios del Tour. Cuando estoy en París con coche… me divierto mucho “entrando y saliendo” de esta plaza. En la parte “Arco de Triunfo” de los Campos Elíseos tienen su propia tienda marcas de coches como Renault, Citroen o Peugeot. También hay exclusivas tiendas y hasta la central de la prestigiosa Louis Vuitton, para quien no existe la crisis visto que hay un empleado constantemente en la puerta que controla el aforo y … ¡la cola de entrada! En el número 75 está Ladurée, el tradicional salón de té de un negocio que empezó en 1862 y que es hoy un templo a la innovación pastelera: tómese un té o un café con uno de sus exquisitos “macarons”, hay que hacerlo al menos una vez. Todo apunta a que Wiggins se llevará el jersey amarillo y que el sprint final, como casi todo este Tour, lo celebrará en su conjunto el Sky Team. ¡Buen Tour! 

 

SUGERENCIA - Un té o un café con “macarons” en el salón de té Ladurée

En el número 75 está Ladurée, el tradicional salón de té de un negocio que empezó en 1862 y que es hoy un templo a la innovación pastelera: tómese un té o un café con uno de sus exquisitos “macarons”, hay que hacerlo al menos una vez.

 

PARA NO PERDERSE - La zona comercial tras el paseo tranquilo por la avenida

Desde el cruce de la avenida Matignon hasta el Arco de Triunfo, los Campos Elíseos son una de las zonas más elitistas del planeta, una animada y concurrida zona comercial por la que transitan medio millón de personas cada “week-end”.

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