Jerez

La fosa de El Marrufo: a un paso de desenterrar el silencio

Dos arqueólogos, un antropólogo, un historiador y voluntarios trabajan desde el lunes

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Dos arqueólogos, un antropólogo, un historiador, estudiantes y voluntarios iniciaron el pasado lunes los trabajos encaminados a la exhumación de la fosa común de El Marrufo, entre los términos municipales de Jerez y Jimena de la Frontera.

Se trata del proyecto dirigido por la Asociación de Familiares de Represaliados de El Marrufo, que supone un nuevo paso después de que concluyera el iniciado por el Foro por la Memoria Histórica del Campo de Gibraltar, y que supuso la certificación de la existencia de la fosa.

El cortijo El Marrufo, próximo a la zona de La Sauceda, albergó una de las represiones más intensas del levantamiento franquista en el sur andaluz con motivo del inicio de la Guerra Civil. Debido a lo abrupto del terreno, representó uno de los puntos de mayor resistencia al levantamiento militar, lo que provocó una matanza colectiva. Los historiadores estiman que en la fosa de El Marrufo puede haber enterradas entre 200 y 600 personas.

La primera fase de la investigación sobre la fosa de El Marrufo concluyó con el proyecto iniciado por el Foro por la Memoria Histórica del Campo de Gibraltar. El equipo de arqueólogos que trabajó en la zona localizó los cuatro primeros cuerpos, lo evidenció la existencia de la fosa, dando fundamento a un trabajo basado en testimonios orales, y que había encontrado sustento científico a las hipótesis.

La investigación comenzó a raíz de la noción histórico de la existencia de una fosa común en la finca. El primer trabajo de los miembros del foro fue el de rescatar decenas de testimonios de familiares de represaliados por el franquismo en la zona.

El siguiente paso era la localización de las fosas. Para ello, se llevó a cabo una prospección intensiva superficial visual y, a través de medios electromagnéticos como detectores de metales, se trató de detectar evidencias de cuerpos enterrados, así como las posibles zonas de ejecución y/o enterramiento.

Esta fase concluyó con la localización de los cuatro cuerpos y la delimitación de tres fosas separadas en el terreno. El siguiente, previa autorización, comenzó el pasado lunes con los trabajos dirigidos a la exhumación.

El campamento instalado desde el lunes está trabajando ya en la fosa número 1, donde ya se han localizado restos pertenecientes a, al menos, seis cuerpos, con lo que el equipo técnico está cada vez más cerca del hallazgo sobre el que se ha depositado años de esfuerzos y de lucha con la Administración.

El siguiente paso, una vez que se localicen los cuerpos, será el de practicar pruebas de ADN para determinar la identidad de cada uno e, incluso, interponer procedimientos judiciales.

La aldea de La Sauceda y el cortijo de El Marrufo fueron tomados por tropas de Falange, Guardia Civil y Ejército, al mando del teniente del Instituto Armado José Robles, quien había salido de Ubrique, camino de la aldea, a primeros de noviembre de 1936.

En esta entrada, las milicias fueron tomando prisioneros a los que se relacionaba con el bando republicano, en muchos casos campesinos que habían huido a refugiarse en esta zona.

Camiones cargados de muebles, comestibles, ganados de todas clases y personas llegaban al prado, procedentes de la aldea de La Sauceda, que literalmente había sido exterminada.

Desde allí fueron conducidos prisioneros las mujeres y niños en camiones, mientras los hombres eran trasladados a pie hasta el cortijo de El Marrufo. En su capilla, que aún hoy se conserva, se encerraron a las mujeres y los niños.

Allí mismo, muy cerca de la capilla, tras unas naves que aún hoy se conservan, existe una pequeña pendiente. En dicha pendiente, en tiempos pasados presidida por una cruz de hierro, se encuentra la fosa donde estas personas fueron enterradas. Allí, aún hoy, están los restos de aquellas mujeres y de sus hijos.

La de El Marrufo está considerada como la mayor fosa común de la provincia, ya que se contempla la existencia de entre 300 y 600 víctimas enterradas. En el cuartel situado cerca de la actual venta de Gáliz se encontraría la fosa donde fueron enterrados los hombres conducidos hasta allí. Los vecinos del lugar lo conocen como la majá de los muertos.

El punto en el que se encuentran actualmente los trabajos de exhumación suponen que los representantes del Foro por la Memoria, de la asociación de familiares de represaliados y los expertos en arqueología y antropología están muy cerca de alcanzar la verdad y la justicia de una historia silenciada durante décadas.

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