La empresa aeronáutica Carbures, con sede en Cádiz y especializada en fibra de carbono, tendrá terminada una nueva fábrica en Jerez en aproximadamente un mes, si bien no empezará a producir hasta que obtenga el certificado de homologación.
El vicepresidente de Carbures, Ángel Vallejo, ha informado hoy, en un encuentro con periodistas en el marco de la convención internacional de la industria aeroespacial que se celebra en Sevilla, que la fábrica de Jerez producirá piezas superiores a siete metros para distintos modelos de Airbus y, por tanto, más grandes que las que desarrolla en la fábrica de El Puerto de Santa María (Cádiz).
Además de estos dos centros de producción, Carbures cuenta con otro en China en colaboración con una empresa local y desarrollará el estabilizador vertical del A330, cuya ingeniería se lleva a cabo en España y también los prototipos para empezar a producirlos en el país asiático en 2013, ya que el pedido se ha hecho en esa nación.
También cuenta con otra fábrica en Carolina del Sur, en Estados Unidos, donde su objetivo es trabajar para Boeing y, entre otros, optar al paquete de trabajo para construir la "belly faring" (panza del avión) del B787, aunque hasta finales de este año no se adjudicará dicho contrato.
Por ahora, el centro de Carbures en Estados Unidos ha conseguido el certificado de proveedores cualificados de Boeing.
Carbures empezó en marzo pasado a cotizar en el mercado alternativo bursátil español (MAP) y se ha revalorizado desde entonces un 12,5 %, ha destacado el directivo, quien ha añadido que prevé repartir dividendo entre sus accionistas en 2014.
La facturación de Carbures superó los cuatro millones de euros en 2011, para este año se prevé que alcance los ocho millones y en 2016 se elevará a 25 millones.
Por otra parte, José María Tarragó, consejero de Carbures, ha informado de que es la única empresa española que ha sido seleccionada para participar en el proyecto europeo de mejora de la seguridad de los aviones destinado a desarrollar composites conductores y autoreparantes mediante nanopartículas que elevarán la seguridad y eficiencia de los aviones.
El proyecto comenzará en septiembre de este año con un presupuesto inicial de 3,2 millones de euros, y entre las demás empresas que participan están la italiana UNISA, la alemana MLU y la belga NANO 4.
Con la nueva tecnología se sustituirán las actuales mallas de cobre en las nuevas generaciones de aviones y así se mejorará la conectividad de los composites para que los rayos entren y salgan con mayor facilidad