La guitarra de Antonio Rey es seguramente la que más kilómetros realice al cabo del año, más desde que ganó su primer Grammy Latino por Flamencos Sin Fronteras, en 2020, refrendando su nivel con la segunda estatuilla el pasado 15 de noviembre, cuando recibió nuevamente este prestigioso galardón por parte de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación por Historias de un Flamenco. “El segundo Grammy Latino es el que hace importante al primero”, reconoce el artista.
Acaba de llegar de Japón, después de más de un mes de trabajo incesante en el que ha celebrado numerosos conciertos y ha impartido cursos a decenas de aficionados al toque: “es increíble, todavía me sorprende la amabilidad con la que nos tratan, el amor y admiración que nos tienen, a nosotros y a nuestra cultura, estando a tantos kilómetros de distancia”, cuenta.
Añade a modo de anécdota que, “incluso alguna japonesa venía a mis clases solamente a escuchar, a respirar el aire de nuestro toque, miraba como tocaba y ella disfrutaba así. No traía ni guitarra”. Casi no ha aterrizado cuando ya tiene la cabeza puesta en Los Ángeles, ciudad que acogerá la gala de Premios Grammy (americanos)el próximo 2 de febrero, y en la que Antonio aspira a ganar en la categoría de Mejor Álbum de Música Global, entre los cinco mejores del mundo. “Es muy difícil ganarlo porque estar nominado ya es algo inusual, pues no hay una categoría de flamenco como tal por lo que sigo estando muy emocionado”, recalca.
Respecto a su último Grammy Latino, Antonio cuenta que en esos momentos, cuando se celebró la gala, “la viví con mucha intensidad, ya que el primero que me dieron estaba en Jerez por la pandemia y me lo mandaron por correo, no es lo mismo. Allí me senté, con mis hijos y mi mujer, y la verdad que se hizo esperar porque fueron pasando muchos artistas de otras categorías. ¡Qué salga lo que tenga que salir, pero que lo digan ya!”, sonríe al recordarlo, añadiendo que lo primero que espetó al enterarse fue un ‘ofú’, “muy de Jerez, y me dejé llevar improvisando y dando las gracias, preferí no llevar nada preparado porque quise hablar más de verdad”.
El jerezano, que ha contado con el apoyo de la Alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo, a modo de enhorabuena y reconocimiento público, ya piensa en sus siguientes citas como el Festival de Nimes, “que estoy muy ilusionado con esa cita”, el Festival de Jerez, “presentando estas historias”, en Valencia, Teatro Olympia en marzo, luego Uruguay, Chile, Brasil y Buenos Aires. En mayo empieza una gira por EEUU, en Los Ángeles, compartiendo en ocasiones con Al Di Meola, “queremos grabar y hacer cosas juntos, algo muy bonito que regala la música”, expresa, y luego hará doce actuaciones en México. En verano llegará una de sus citas más esperadas, La Unión, donde ganó el Bordón Minero en el año 2003.
Puede asegurarse que Antonio es una figura de total referencia en estos momentos y está llevando la guitarra hasta puntos muy relevantes en el panorama actual de la música, a la que define como un arte “que no tiene límites, siempre hay algo que aprender y hacer en ella”. Así lo hace, a diario, trabajando para conseguir “darme mi propio Grammy, a mí mismo, señal de que estoy satisfecho al cien por cien de lo que hago”.
Recuerda en estos momentos a su madre Maravilla, “mi estrella que me cuida y me guía, la que ve que vivo por y para mi guitarra, y esto se está viendo y los festivales así lo están demostrando”. Concluye comentando que “este premio también acerca a las nuevas generaciones a la guitarra, se supone que eres alguien interesante se te dan algo así”.
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