La ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, reafirmó este jueves el compromiso del Gobierno con el Foro de Diálogo Tripartito sobre Gibraltar y expresó su confianza en superar los obstáculos existentes para que esta instancia siga funcionando con normalidad en el futuro.
"El Gobierno de España no ha cambiado su posición respecto del Foro Tripartito", dijo taxativamente la ministra en una conferencia de prensa en Londres junto al ministro británico de Exteriores, William Hague, con quien mantuvo varias sesiones de trabajo.
Jiménez negó así las informaciones difundidas en las últimas horas por medios españoles, que aseguraron que el Gobierno habría decidido cambiar su enfoque hacia el Tripartito tras la constatación de que el Ejecutivo de Gibraltar no quiere avanzar en las áreas más delicadas, como la policial, judicial y aduanera.
El Foro de Diálogo es una idea que lanzó en 2004 el ex ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, con participación de España, el Reino Unido y Gibraltar, para tratar de superar los recelos entre las partes y mejorar las condiciones de vida tanto de los gibraltareños como de los habitantes del Campo de Gibraltar.
Desde hace meses este diálogo está estancado y el pasado mes de octubre no se celebró la reunión ministerial prevista por decisión del primer ministro gibraltareño, Peter Caruana, que protestó así contra las incursiones de la Guardia Civil en aguas que considera del Peñón pero que el Gobierno español no reconoce como tal.
La ministra española reiteró que el Foro Tripartito nació con la vocación clara de crear unas condiciones de confianza entre las poblaciones vecinas gibraltareña y española, y para "mejorar sus condiciones de vida", y que con ese fin se establecieron hace siete años los marcos de cooperación en seis áreas de interés común. En ese periodo se han producido avances en fiscalidad, educación y cultura, y visados, pero ha habido más problemas para llegar a acuerdos en los terrenos de la cooperación policial, judicial y aduanera, el medio ambiente, y las comunicaciones y en la seguridad marítima.
En este sentido, Jiménez reconoció que "estamos trabajando en ámbitos especialmente sensibles, en los que tenemos que hacer algunos progresos", en referencia a las cuestión policial, judicial y aduanera, pero confió en poder superar los obstáculos.
"Es el ámbito más sensible, pero en el que más nos interesa superar los obstáculos (...). Cuando los superemos, el Foro seguirá con su actividad con toda la normalidad", aseguró la ministra.
Jiménez subrayó que desde Madrid se mantiene "una actitud constructiva y positiva" y pidió "tener muy claro que las cuestiones que afectan a la soberanía son cuestiones que discutimos bilateralmente entre el Reino Unido y España".
La cuestión de Gibraltar, concluyó, no afecta al conjunto de la relación bilateral con el Reino Unido, que calificó de "excelente".
"Cooperar en las distintas áreas es un elemento importante y hay que generar elementos de confianza entre las poblaciones, sin perjuicio de que el Reino Unido y España podamos seguir tratando las cuestiones que nos preocupan", agregó la ministra.
Hague fue más sucinto en sus manifestaciones sobre la situación del Foro de Diálogo Tripartito y comentó que "no hay ningún cambio en la posición británica, que es bien conocida".
"Reafirmamos el compromiso con el proceso trilateral. El Foro sigue funcionando oficialmente y esperamos que haya una reunión ministerial en el futuro próximo", dijo el ministro.
La ministra española y el secretario del Foreign Office mantuvieron una reunión de trabajo y posteriormente un almuerzo, en los que también abordaron la agitación civil en el norte de África y en Oriente Medio en demanda de reformas democráticas, la situación en Afganistán y la cooperación en la relación con Latinoamérica.
Sobre la oleada de protestas en Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin e Irán, coincidieron en expresar su respaldo a las inquietudes democratizadoras y de mejora económica de los ciudadanos de esos países, pero sin querer dar lecciones políticas.
Jiménez defendió afrontar el problema con un punto de vista común por parte de los países de la Unión Europea, aunque reconoció que Bruselas debe "revisar su estrategia para hacerla más eficaz, siempre que estos países reclamen la ayuda".
La ministra reconoció que "a veces resulta difícil encontrar el punto de equilibrio para que no parezca que nosotros les decimos (a estos países) qué es lo que tienen que hacer".
Hague apoyó este argumento y destacó que "no podemos pensar que podemos dictar las políticas internas de todos los países implicados" en este proceso de revueltas ciudadanas.