Garnica manifestó su opinión de que esta acción “nos recuerda a otros tiempos pasados, en los que el movimiento ciudadano no podía siquiera asociarse”. Por este motivo, desde el PSAL entienden que “esta medida radical tiene tintes revanchistas”, ya que “la desaparición del mapa político y ciudadano de una determinada persona física, tal como es el caso de la anterior presidente de FAVA, Josefa Beltrán, no quiere decir que el movimiento ciudadano haya desaparecido”. Calificó, por este motivo, “ha entrado en una etapa de transición”.
El líder del PSAL cree que el desalojo es “un paso de tuerca más para ahogar un movimiento vecinal incómodo, aprovechándose de una etapa en la que esta federación vecinal ha dejado el protagonismo político ciudadano a la otra federación vecinal -en clara referencia a Fapacsa-, “pero que en ninguno de los casos estas AA VV que componen la FAVA han pensado en su desaparición”. Desde el PSAL, solicitaron al alcalde, Tomás Herrera, “que recapacite esta decisión de echar a la calle a sus propios convecinos, lo que no había hecho ningún dirigente de la ciudad hasta el momento, más aun ahora que se pretenden realizar unos presupuestos participativos con el apoyo masivo de la ciudadanía”.
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