La Peña Flamenca Los Cernícalos busca sede.
Sus 54 años de trayectoria la avalan como la
tercera más antigua del país y la primera en la provincia de Cádiz, pero antes de que termine el año deberá dejar su local en la
calle Sancho Vizcaíno, en San Miguel, después de 45 años. La venta del inmueble propiedad de un particular que tenían alquilada para trabajar por el flamenco les ha trastocado sus planes, y en la junta directiva, recuperados ya del disgusto inicial, han empezado a moverse para dar con otra “casa” que se ajuste a sus necesidades y en el mismo barrio.
“Como cada peña que se ubica en un barrio, se identifica con sus artistas, con sus vecinos. Así que nos gustaría seguir cerca, aunque tenemos una identidad afianzada y reconocida en todo Jerez”, reconoce a VIVA JEREZ su presidente,
Jesús Atienza.
Si bien la propuesta inicial era abandonar el local antes del 31 de octubre, han conseguido “negociar” con la propiedad y arañar tres meses más, con lo que tendrán que entregar las llaves el último día del año. Tras 45 años pagando religiosamente el alquiler mensual y subsistiendo a base de las cuotas de sus 115 socios “comprometidos con la entidad”, sin prestación alguna por parte del Ayuntamiento de Jerez, creen que ha llegado el momento de que
“se nos ayude en las mismas circunstancias que el resto de las peñas. N
os lo hemos pagado todo durante 54 años”, recalca su presidente, que también deja claro que
“no pedimos irnos gratis”. Les consta que el Ayuntamiento son conscientes de las circunstancias especiales en las que se encuentran y ya han solicitado una reunión con la alcaldesa, María José García-Pelayo, para exponerles la situación y presentarles las necesidades de su entidad.
Por el momento, ya han visto algunos locales por San Miguel
que “pueden adecuarse” para su actividad, pero lo que sí han atado ya es un establecimiento para mantener sus actividades
los primeros seis meses del año. “Nos va a costar el dinero, pero está en el mismo barrio”, aclara. Allí tendrán que hacer una mudanza provisional, y ya es la cuarta, hasta fijar su nueva sede que esperan que sea ya la definitiva.
Fue en el kiosko del Retiro donde un grupo de 14 y 15 amigos solían reunirse para hablar de flamenco. Ahí se fraguó todo. De esos apasionados por el flamenco,
“el único que queda soy yo”, cuenta su fundador y primer presidente de esta peña, Antonio Benítez Manosalbas, a este medio. A sus 90 años recuerda como si fuera ayer cómo las primeras reuniones se celebraban en el patio de su casa. Luego se trasladarían a
El Pelirón, después a otro local en Estancia Barrera hasta que dieron con el actual de la calle
Sancho Vizcaíno, donde han pasado la mayor parte de su vida. Pese a los últimos acontecimientos, se muestra
optimista, y confía en que pronto encuentren una solución.