Álvaro Quirós convirtió en realidad lo que el golf español lleva persiguiendo desde que en 2002 Sergio García alzase la copa de ganador del Open de España, acaparar el triunfo en un torneo importante que genera, visto lo visto, la admiración de todos.
Cuatro jornadas de juego, 72 hoyos para encontrar la fortuna y la gloria del campeón y al final, eso es lo que tiene Real Club de Golf de Sevilla cuando se hermana con el Open de España que patrocina Reale Seguros, todo se resuelve en el último suspiro, en este caso a favor de Álvaro Quirós, que superó en un playoff de desempate al inglés James Morrison.
El golfista español lo calificó ante las cámaras de televisión, nada más acaparar el triunfo, como “lo mejor de mi vida, inscribir mi nombre junto al de Severiano Ballesteros”. El Open de España, grande, mayor, importante, es un trofeo en el que todos quisieran inscribir su nombre, un honor alcanzado por Álvaro Quirós a base de esfuerzo y acierto.
Open de España y RCG de Sevilla son binomio de éxito… y de playoff de desempate, en esta ocasión resuelto de manera sencilla a favor de Álvaro Quirós en cuanto que James Morrison, en su segundo golpe, envío la bola al agua. El gaditano, arropado por el cariño de todos, sólo tuvo que empujar la bola para ganar, un desenlace en apariencia sencillo que sin embargo esconde una tremenda dosis de esfuerzo a lo largo de cuatro días de intensísima competición.
Álvaro Quirós, es cierto, partía como caballo ganador en un partido estelar que compartía con Mark Foster y Carlos del Moral.
El valenciano, todo pundonor, se cayó de la puja en una jornada irregular que incluso incluyó dos eagles, dando paso a un Alejandro Cañizares que, a base de aciertos, se acabó aupando a una tercera plaza meritorísima que premia su gran juego.
Mientras tanto, Mark Foster mantenía el tipo hasta el último suspiro en un desenlace tan taquicárdico como el de hace dos años. No en vano, y a pesar de los pronósticos, Mark James apuró sus opciones de victoria con dos oportunidades desaprovechadas en los hoyos 16 y 18 que le alejaron del playoff de desempate.
En ese momento James Morrison, con 11 bajo par en la casa club, esperaba como el príncipe paciente a la resolución del evento. Cayeron Mark Foster y Carlos del Moral, no llegaron Alejandro Cañizares ni Raphael Jacquelin… pero Álvaro Quirós se mantenía, de rojiblanco, incólume. Una bola al agua y la decepción constituyeron el agrio contrapunto a la espléndida sonrisa de Álvaro Quirós como ganador del Open de España, “lo mejor de mi vida, inscribir mi nombre junto al de Severiano Ballesteros”.