Cofradía que representa la máxima manifestación de la alegría vinculada a la figura de Jesucristo, abre la Semana Santa local con la procesión de La Borriquita, y la cierra con el Resucitado, ambas impregnadas de vítores y alegría por las acciones de Jesucristo.
Así, la salida del colegio María Auxiliadora suponía una catarsis colectiva, una eclosión de felicidad después de jornadas de luto, seriedad y consternación, de recogimiento y fe sentida en lo más profundo del sentimiento trágico de la vida.
Por contra, después de la vigilia pascual y la condolencia popular, la salida en procesión del Resucitado supuso una ruptura con el luto y una salida blanca y luminosa a la alegría cristiana. La procesión estuvo presidida por el director espiritual de la casa salesiana algecireña, Juan José Gutiérrez Galeote, protagonista por partida doble al haber sido este año pregonero de la Semana de Pasión algecireña.
Tras él, y en un único paso con la figura de Jesús Resucitado, elevado y con la vista jubilosa puesta en el cielo, la cofradía hacía el desfile por las calles de la barriada de San Isidro con un compás riguroso y exacto, pese a la juventud de sus componentes.
Momento especialmente bello fue la llegada de la procesión a la carrera oficial, en la calle Alfonso XI, y a la plaza Alta, donde la imagen se rindió ante la iglesia de La Palma, sede principal de las cofradías locales, entre una multitud festiva y alegre de algecireños, que arroparon en masa la salida de Jesús Resucitado por las calles de la ciudad.
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La salida del Resucitado puso fin también a la Semana Santa en el Campo de Gibraltar, con sus otros dos desfiles procesionales, en La Línea de la Concepción y en Tarifa, en medio de la alegría de sus ciudadanos.
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