Jerez

Menores de 25 años y extranjeros, nuevo perfil del ‘sin techo’ en Jerez

Cáritas, que acompañó el año pasado a 288 personas sin hogar, denuncia su falta de acceso a derechos y su desprotección social

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Cáritas Diocesana acompañó el pasado ejercicio a 288 personas en situación de sin hogar y sin techo y a través del centro de día del Salvador prestó atención integral y continuada a 66 personas.

La principal novedad que se viene apreciando en estos últimos años es el cambio del perfil de los usuarios de estos servicios. Así, el 42% de esas personas son jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años; y el 62% del total es de nacionalidad extranjera.

Además, mayoritariamente son hombres (88%), solteros (80%) y con estudios primarios (79%).

Con independencia a este recurso diurno para personas sin hogar, Cáritas Diocesana dispone de tres viviendas para que este tipo de personas puedan recuperar cierta autonomía e iniciar un proceso de cambio en sus vidas.

La organización también cuenta con 29 plazas de alojamiento para personas sin hogar, gracias a las cuales se dio respuesta a 222 personas que demandaron ayuda relacionada con pagos de alquileres o suministros, lo que supuso un desembolso de 96.664 euros.

Cáritas Diocesana ha ofrecido estos datos en el marco de su campaña anual por las personas sin hogar, en esta ocasión bajo el lema ‘Fuera de cobertura’, con el que se trata de denunciar las dificultades que encuentran para acceder a derechos básicos, así como la desprotección social que sufren quienes carecen de una vivienda digna.

Mila Díaz, coordinadora general de la organización dependiente de la Iglesia Católica, ha advertido de que el sistema de protección social actual “no está siendo ni suficiente ni adecuado para proteger a las personas más vulnerables”, que en la mayor parte de las ocasiones ni siquiera pueden acceder a determinadas prestaciones como consecuencia de la ‘brecha digital’.

En esta línea, Silvia Pérez, coordinadora del programa de personas sin hogar, ha incidido en la “falta de coordinación” existente entres las diferentes administraciones públicas y en el “exceso” de documentación que se solicita para acceder a derechos tales como el Ingreso Mínimo Vital o la Ley de Dependencia.

Estas trabas se agravan cuando los hipotéticos beneficiarios de estas prestaciones carecen de un entorno que les arrope o de unos conocimientos básicos para hacer frente a estos trámites administrativos, que a menudo deben realizarse por medios telemáticos.

Juan Pérez, director de Cáritas Diocesana, ha lamentado por último el “agravamiento” de la crisis generada por la invasión rusa de Ucrania, “que sin duda está ahondando en la vulnerabilidad y la exclusión”. Y es que, “a pesar de la explosión de solidaridad vivida durante la pandemia”, no hay que olvidar que “junto a ella convive una fría indiferencia y distancia cotidiana del sufrimiento de los más vulnerables”.

Por último, David Barrera, usuario del centro de día del Salvador, ha destacado la importancia de contar con este tipo de recursos, que le permiten sentirse “apoyado” para conseguir sus “objetivos”. “Este centro es ahora mi casa, porque he encontrado aquí a una familia que me está enseñando a caminar”, ha subrayado.

David Barrera tiene 41 años, es padre de cinco hijos y ha sufrido problemas de adicciones hoy ya superados, lo que le ha permitido incluso acceder a un empleo.

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