Jerez

El héroe anónimo que luchó contra las llamas en Jerez

Juan Manuel García Arriaza recibió el pasado viernes el Premio Ciudad de Jerez a la Solidaridad y la Colaboración Ciudadana por ayudar en los fuegos de julio

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  • José Manuel García Arriaza, en La Atalaya, lugar en el que este viernes recogió su premio Ciudad de Jerez 2022. -

Dicen que en los peores momentos, en los más difíciles, es donde se ve a las personas de verdad. El mundo está lleno de héroes anónimos y de personas que ayudan a los demás sin querer recibir nada a cambio. Aunque hay veces que esos gestos altruistas tienen su merecido reconocimiento. El pasado viernes se celebraba en los Museos de la Atalaya de Jerez la gala de los Premios Ciudad de Jerez de 2022, en el que se destaca a personas o asociaciones que merezcan un especial reconocimiento en la ciudad. Y nos queremos centrar, haciendo alusión al inicio, en uno de esos héroes anónimos.

Es el caso del galardonado con el Premio a la Solidaridad y la Colaboración Ciudadana, que este año recae en Juan Manuel García Arriaza, un trabajador que no dudó en coger su excavadora para hacer un cortafuegos sumándose a los efectivos de extinción de los incendios sufridos en la ciudad el pasado verano. El galardón se da en representación a todos los hombres y mujeres que ayudaron en las labores de control de las llamas.

En el caso de Juan Manuel, vecino de la entidad local autónoma de Torrecera, que Jerez le reconozca su acción desinteresada es “todo un orgullo. Recoger este premio es casi como un sueño. No me lo esperaba”. El momento de recibir la noticia del galardón fue “impresionante. Me llamó José Antonio Díaz y me dió la enhorabuena por el premio y luego me llamó también la alcaldesa. Nunca he recibido un premio de estos y cuando se recibe por cosas como ayudar a la gente y a la ciudad de Jerez es mucho orgullo”.

Aquellos días los recuerda como “muy complicados”. No se le va a olvidar “cómo las llamas se acercaban a las viviendas rápidamente. Cogí la retroexcavadora y fui retirando la hierba seca para hacer un cortafuegos. Eran momentos de mucho nerviosismo, pero había que actuar rápido por esas personas, para que no se quemaran sus casas”.

Este jerezano no dudó en salir a ayudar, “no había ni que pensarlo”. Dejó su teléfono a un compañero por si hacía falta ayuda y “cuando me llamaron me pilló trabajando. Hablé con mi jefe para que me dejara salir y me dijo que por supuesto. Fue totalmente iniciativa propia”. Ya en el lugar del incendio, lo que más recuerda es que “había mucha tensión. Los bomberos no tenían espacio para entrar en algunos sitios y yo hice caminos y partí alambradas para que pudieran llegar más cerca del fuego y apagarlo”.

Y lo que más pesó a la hora de lanzarse al incendio fue la empatía. “Yo me ponía en la piel de esas personas y yo pensaba en qué significaría para mí que se quemara mi casa. Era una cosa que no podía permitir”.

Evidentemente, su familia estuvo preocupada, pero Juan Manuel cuenta que “le pedí la excavadora a mi padre y mis hermanos, que son los dueños. Fíjate, la máquina era recién comprada y podría haberle pasado cualquier cosa, pero me dijeron que tirara hacia delante y que tuviera cuidado. Está claro que se preocuparon porque me iba a acercar mucho al fuego. Allí me acompañaron mis hermanos, que estuvieron más retirados, pero estaban ahí conmigo”.

Una vez extinguido el fuego, la palabra que le viene a la cabeza a García Arriaza es “pena” por todo lo que se perdió. “Ver animales muertos y alguna vivienda destrozada es una verdadera lástima. Pasar por ahí y verlo todo negro hacía que se encogiera el corazón”.

 

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