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Turno de día. De profesión: cazador de vampiros

Netflix concibe el negocio del cine, a base de algoritmos. En la batidora: una gran estrella, mucha acción, vampiros... un auténtico disparate

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El escritor Juan Gómez Jurado se dirigía hace poco a los aspirantes a formar parte de un taller creativo, que él mismo iba a impartir, animándoles a adentrarse en el terreno de la novela siempre que tuvieran claro un concepto: no vale con tener una buena idea. La clave está en tener una buena historia.

Eso mismo puede valer para el cine, en el que no vale solo con tener una idea original; lo esencial suele ser contar una historia. Después, como decía Cabrera Infante, solo existen dos tipos de películas, las buenas y las malas, aunque compartan un mismo propósito inicial.

Da la sensación de que Netflix se ha propuesto dinamitar esa base teórica, y tal vez por eso mismo ha terminado por hacer más películas malas que buenas. El último ejemplo es Turno de día, que responde perfectamente a los cánones bajo los que la plataforma de contenidos en streaming ha terminado por entender el negocio del cine: a base de algoritmos. Puede que el punto de partida sea una idea aparentemente original, pero para levantarla recurren a una batidora en la que van depositando los ingredientes que deben hacer triunfar el producto entre un público mayoritario. En este caso, una gran estrella (Jamie Foxx), altísimas dosis de acción (tiros, golpes, sangre, persecuciones...), chistes de saldo (en realidad aspira a ser comedia de acción), vampiros (también flirtea con la comedia de terror) y mucho hip-hop de fondo (incluida la presencia de Snoop Dogg). El resultado, por supuesto, es un auténtico disparate, pero las descargas funcionan. El algoritmo también.    

Dirigida por el debutante J.J. Perry, la película cuenta la historia de un cazador de vampiros que trabaja al margen del sindicato -es un sector profesional organizado- que necesita arrancar los suficientes colmillos para incrementar sus ingresos -es lo que da sentido al negocio- y hacer frente a una deuda urgente. Por el camino se equivoca de vampiro y enfurece a la líder de un clan chupasangre -Karla Souza, la nueva estrella del cine mexicano, a la que sorprende y agrada ver aquí, pese a la obligada caricatura-, lo que le obliga a medirse a las fuerzas del mal para salvar a su familia. Mientras todo eso ocurre, procuren no sonrojarse con las estupideces acumuladas en un guion -el giro de tuerca para que Dave Franco siga vivo es casi insultante- que solo aspira a ofrecer dos horas de entretenimiento... si solo fuera eso.

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