La Feria del reencuentro ha finalizado dejando la estela de que posee una ubicación única e incomparable como es el Parque González Hontoria, que posee la mejor y más bonita iluminación que imaginarse alguien pueda en cualquier otra celebración ferial y que derrama ese arte inigualable del flamenco por las cuatro esquinas y, sobre todo, en esas Peñas que están desperdigadas por el real, lo que creo que es un acierto en contra de aquellos que apuestan por unificarlas en una sola calle, y que son una continuación de esas actividades que desarrollan a lo largo del año en sus sedes sociales. Son las tres señas de identidad, como le comentaba días pasadas a Juanma Pérez-Rendón en 7 TV, que hacen que la ciudad efímera de cada mes de mayo sea inimitable y se posesione en lo más alto del imaginario podio porque tienes características propias con las que son inviables de empatar. Añádenle a todo esto nuestro especial paseo de caballos, aunque es una de las patas que hay que arreglar porque por verse hasta se han visto mulas tirando del carro. Inadmisible.
Y es que esta Feria es única pero mejorable. No solo por parte de las autoridades que la organizan sino por lo que a los propios jerezanos nos corresponde. Se necesita más implicación de ciertas entidades que estuvieron y ya no están, de ciertas hermandades que fueron santo y seña y han dejado de serlo, porque se precisan más casetas para que camino de los cacharritos no se observe ese solar que alguien me llegó a preguntar que si era para el botellón. Echo de menos esas casetas de hermandades que, llevadas por sus hermanos, eran pura delicia no solo gastronómica sino a nivel social y ambiental porque alguna, de las que lleva un catering, se ha olvidado de que hay que bailar al son de las sevillanas o pegar una pataita por bulerías y se se ha convertido en discoteca. Confío, por cierto, que haya mano dura, sin miramientos, para aquellas que obviaron las ordenanzas que entienden de la música. También espero que el Club de Enganches colabore para que el paseo ecuestre vuelva por donde siempre debió ir. Como igualmente aguardo las sanciones correspondientes a aquellos, los responsables son los propietarios de los recintos, que el sábado pegaron el cerrojazo dando una imagen patética a aquellos que llegaron de fuera para disfrutar de un día, ya sea el primero o el último, festivo.
La Feria del Caballo es única, pero manifiestamente mejorable. Hay que buscar la excelencia porque Jerez es extraordinaria y lo que ofrece es sencillamente admirable. Por eso hay que trabajar, todos, para mejorar lo que se puede mejorar, que no es mucho pero que tampoco es menos interesante para que nadie se lleve una imagen equivocada, porque lo bueno reluce pero lo malo es fácil de manipular a la hora de elevar críticas. Feliz Feria 2023
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