La buena es la propuesta que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, va a llevar al Consejo Europeo, a la voz de “Es el momento de Europa”. Para que salga adelante ha de superar la oposición de los llamados “países frugales” (Austria, Suecia, Países Bajos y Dinamarca) que son contrarios a asumir tanto deuda mancomunada como deuda comunitaria para hacer frente a la crisis de la pandemia. La cifra que se va a proponer es de 750.000 millones de euros, lo que supondría un paso adelante muy significativo para afrontar la reconstrucción de España.
El comisario europeo de Economía Paolo Gentiloni lo ha dejado claro: “La Comisión propone un Fondo de Recuperación de 750.000 millones que se suma a los instrumentos comunitarios ya lanzados. Un punto de inflexión europeo para afrontar una crisis sin precedentes”. La cantidad pedida por Pedro Sánchez era exactamente el doble y la misma opinión tienen Francia, Italia y Portugal, que suman un PIB de más de 5,5 millones de euros, la tercera parte de la riqueza de la Unión Europea y la mitad de la Zona Euro. El Parlamento había demandado 2 billones, así que la partida continúa hasta la decisión final del Consejo Europeo. La batalla va a ser cruenta.
La mala es la situación de la política española. Ya no hay palabras para describirla. Lo último ha sido el durísimo enfrentamiento entre Iglesias y Álvarez de Toledo. Del irónico “marquesa” a “hijo de terrorista” dedicado a Iglesias hay un trecho insoportable. Los epítetos inmisericordes hacia Marlaska -juez vasco curtido en el antiterrorismo- por el cese político del funcionario-guardia civil, como si fuese un delito de lesa humanidad, desborda la política. Que se vaya el ministro (de paso, Sánchez) y que vuelva a su puesto el coronel Cobos. Ahora va a resultar que por un coronel se puede cambiar un gobierno. El último que lo intentó fue el ex teniente coronel golpista Tejero.
El fondo del asunto es el informe manipulado sobre la manifestación feminista del 8-M, sin estado de alarma. Las manifestaciones podían celebrarse, sin autorización previa y para prohibirlas era precisa la intervención judicial. “El ejercicio de los derechos fundamentales -Pérez-Royo- no se autoriza”. Los jueces, sin embargo, han autorizado las manifestaciones de Vox, ahora, en pleno estado de alarma.
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