Quien a buen árbol se arrima...

La cultura como endoesqueleto

Decía David Trueba en “El Cultural”, en una entrevista del pasado 20 de diciembre, “yo entiendo la cultura como el paracaídas que cada persona lleva dentro...

Publicado: 14/01/2020 ·
23:02
· Actualizado: 14/01/2020 · 23:02
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Decía David Trueba en “El Cultural”, en una entrevista del pasado 20 de diciembre, “yo entiendo la cultura como el paracaídas que cada persona lleva dentro y usa cuando vienen momentos difíciles. La cultura es aquello que se conforma en una sensibilidad, en una manera de estar en el mundo a partir del disfrute artístico y estético, que hace que tengas algo más para sostenerte en tu vida que el dinero, la fortaleza física o un buen estatus. La cultura interna es lo único que sirve cuando todo eso falla.”

Me parece impecable esta definición de cultura, porque conecta directamente con la esencia del ser humano, con algo que brota desde el mismo proceso evolutivo de humanización. Según se desprende de las palabras de Trueba, la cultura es tan relevante como el resto de recursos imprescindibles, porque conforma una suerte de endoesqueleto que puede sostener el cuerpo de la existencia, y como bien dice el cineasta, es lo único que queda cuando fallan otros pilares, como el económico o el social.

En este sentido, la actividad humana que produce cultura (cine, literatura, arte, música, poesía y cualquier otra que emplea la imaginación, la intuición y el discernimiento) es tan necesaria para la vida plena del ser humano, como la actividad humana que produce alimentos, medicinas o tecnología. Habitualmente la cultura se asocia sólo con el entretenimiento y con lo ocioso y es esto y mucho más. No es prescindible ni superflua. El tiempo dedicado a la cultura es tan importante como el dedicado a las relaciones personales, al cuidado del cuerpo o a la actividad laboral, porque la cultura es formación, educación y valores; va a dar lugar a escenarios interiores que proporcionan disfrute y satisfacción o aquellos otros donde encontrar soluciones, respuestas o sentidos. Con la cultura el pensamiento se vuelve más rico, la imaginación más certera y la capacidad de tomar la decisión correcta se incrementa.

La cultura previene de la manipulación en masa, de los populismos y fundamentalismos y de las diferencias sociales. La cultura iguala por arriba. Entre las decisiones estratégicas para ayudar a salir de la crisis, las administraciones deberían haber promovido un mayor acceso popular a la cultura, sin embargo las políticas culturales son deficientes, el estímulo al sector cultural es precario y sus presupuestos exiguos.

Para este 2020 que está iniciando sus pasos propongo que todos dediquemos más tiempo a la cultura: a leer más, a ver más cine, a escuchar más música, a contemplar más arte, a conocer más historia, a saber más de ciencia, a conversar (no “chatear”) más con la gente. Será tan positivo para nuestra vida como la alimentación equilibrada, los hábitos saludables o las relaciones sociales.

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