Dice la señora Álvarez de Toledo, portavoz, sí, portavoz del Partido Popular, que “el momento actual es más difícil que cuando ETA mataba”.
La biografía de esta marquesa de Casa Fuerte es importante para entender lo inexplicable; una mujer que se confiesa “apátrida hasta los 18 años, argentina hasta los 24 y Franco-Argentina hasta los 32” para adquirir la nacionalidad de este país en 2007. -Por cierto, ella sí pudo elegir-.
Supongo, pues, que la realidad de la España que sufrió los golpes del terrorismo etarra, le es algo ajena; tanto que, con ese desparpajo con el que dijo a Manuela Carmena que no le perdonaría en la vida por una cabalgata de Reyes Magos, es hoy capaz de comparar una situación controvertida de cara a la gobernabilidad de España, con el escenario de terror y amargura de 858 asesinados y cientos de heridos y familias destrozadas con el que este país amaneció y se acostó día tras día cuando ella aún no había elegido ser española y sufrir esa tragedia como tal.
Este tiempo de televisiones con hacinamiento político nos acerca, a veces, a lo mejor y lo peor de la condición humana. Y las barbaridades como las de la señora Álvarez, curiosamente, acaban incluso reforzándola en su status de partido, porque cual figura de “Sálvame naranja”, da titulares y por tanto espectadores. El mundo al revés en el que vende más el desvergonzado que el estadista, y se apuesta por quien insulta antes que por quien “solo” trabaja.
No creo, por tanto, que a la señora marquesa le haya preocupado, por ejemplo, la respuesta de la hermana del asesinado concejal Ordoñez “¿Dónde estabas tú, Cayetana, cuando ETA nos mataba?” “En términos políticos aquí se mataba a la gente precisamente por hacer política, así que no me digáis que la frase está sacada de contexto”.
Tras esa respuesta, poco que decir por mi parte sobre la última perla de la nueva figura mediática de la derecha; pero sí puedo y debo, como ciudadana, pedir responsabilidad en las declaraciones de quienes nos representan. También en esto debe haber líneas rojas, y no puede valer en términos políticos eso de que “lo que no mata, engorda”, ni que con tal de tener el foco hacia sí misma, se llegue a utilizar, incluso, el dolor y la amargura de cientos de víctimas. Tal vez alguien se frote las manos con lo que puede salir de este tipo de gente con un micro delante. A mí me parece terrible.
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