La UGT ha cumplido 130 años y ha desarrollado en Jaén actividades con las que el sindicato “no ha echado la mirada atrás”, sino que ha puesto “las luces largas” para saber hacia dónde caminan.
Así lo reconoce su secretario general en Jaén, Manuel Salazar, al frente desde 2005 de la que sigue siendo “la principal fuerza sindical de Jaén”, que ha superado los niveles de representación sindical y suma que alrededor de 16.000 afiliados. “El futuro pasa por adaptarnos a las nuevas realidades laborales, potenciando la capacidad de negociación para unos colectivos que están fuera del ámbito del convenio colectivo. Tenemos que decir a los trabajadores que la única forma de defender sus derechos es desde la unión”, defiende.
El principal reto del sindicato en 2019 es “mantener la negociación colectiva como eje de distribución de la riqueza del país”. La principal conquista, que “todos los trabajadores estuvieran cubiertos por un convenio colectivo digno”.
Dice: “Tenemos que apostar por que el paraguas de los derechos laborales cubra a más trabajadores. Hay muchas formas de trabajar que sacan al empleado de la negociación colectiva. Los empresarios han sido muy cicateros en la negociación colectiva. La vía es tener convenios fuertes, convenios sectoriales que cubran a más trabajadores”.
Reconoce que en Jaén existe un “déficit de protesta social”, que “la calle es necesaria”, pues una “sociedad rebelde pondría las pilas a la Administración”, a la que reclama una “discriminación positiva” para la provincia. “El punto de partida de Jaén es muy distinto al de otros territorios”, ya que esta provincia “necesita del aliento de la inversión pública para salir del hoyo”.
“No es de recibo que sigamos perdiendo oportunidades con el tren, ni que obras de calado como la A-32, la conexión de Jaén con el Levante, siga sin perspectiva de continuar más allá de los tramos en ejecución y que llegan hasta Villanueva del Arzobispo”, señala. Igualmente, dice que “Jaén tiene un agujero negro en el mapa del Estado en infraestructura viaria, ferroviaria y de energía renovables” y que “se están creando sinergias negativas que hay que cambiar”.
La situación del trabajador en la provincia es de una “precariedad absoluta y el desempleo tiene “nombre de mujer y de juventud”. Dice: “Los contratos son precarios y sitúan a Jaén como la provincia con los sueldos más bajos del país. Tenemos trabajadores pobres que serán pensionistas pobres”. Apunta a que “en tanto que no cambie el modelo productivo y se apueste por un empleo de base industrial y tecnológica, va a ser muy difícil que cambie el paradigma del desempleo”.
Puntualiza que se trata de una “realidad peligrosa”, pues “sin trabajo no va a ver nacimientos y no habrá una recuperación de la población”, asegurando que “la única forma de evitar la despoblación es el empleo”, más allá de en sectores como el del olivar y el aceite, “en el que se ha mejorado en la calidad, pero sigue fallando la comercialización”.
Sobre la capital, valora que está en un “estado lamentable”, que “ha habido dejadez y dejación a la hora de dar soluciones viables a problemas enquistados como la suciedad o el transporte público”.
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