Tras la elección de Julio Millán como alcalde se abre una ventana en la ciudad de Jaén hacia la esperanza. Una oportunidad única para salir del estado de desánimo generalizado en el que nos habíamos instalado, una oportunidad donde no se puede fallar.
El reto es tremendo pues deberán dar respuesta a las viejas demandas de la ciudad: la movilidad, los servicios, sacar del olvido a los barrios, la precisa cohesión social, la cercanía con los que peor lo pasan por la falta de recursos económicos, con el medio ambiente, con los emprendedores agobiados por eternas gestiones, potenciar la capitalidad... y todo cuanto nos sea capaz de mejorar nuestra calidad de vida y la autoestima colectiva.
En el discurso de investidura el alcalde decía: “si creemos en nosotros, si somos valientes y ponemos el interés general por encima del particular, vamos a ganar el futuro de esta ciudad” y “pedía la implicación de toda la ciudad, de sus hombres y mujeres”. Y es que no nos quedan muchas más oportunidades.
La dificultad es doble al afrontarse los retos desde un gobierno de coalición, con un socio que aun dándole un cheque en blanco a quienes lo conforman a nivel local. Es una formación que genera muchos recelos, sobre todo por la deriva de su partido en el ámbito nacional. Con continuos bandazos, alianzas contra natura y sus arbitrarios cordones sanitarios. Además de estar siendo el salvavidas del Partido agónico por los casos de corrupción y blanqueando al de extrema derecha. Pero sabemos que el gobierno local es posible, por la coincidencia de los programas en numerosas áreas, como la movilidad, el comercio local, el modelo de ciudad compacta, la rehabilitación del casco histórico…. Habrá que trabajar sobre esos lugares de encuentro y darle las espaldas a los desencuentros.
No podemos obviar la necesidad de regenerar la vida política de la Corporación. Nuestros regidores, los del equipo de gobierno y los de la oposición, no pueden olvidar que están al servicio de los vecinos y vecinas de Jaén. A los concejales de las diferentes fuerzas políticas les vamos a pedir y a exigir que su trabajo se haga desde el respeto, el diálogo y con lealtad institucional, ya no más espectáculos como los vividos en años anteriores, donde el que portaba el bastón de mando, que hoy se sienta ante la justicia, era el principal instigador. Recordarles algo tan obvio como que están elegidos para defender los intereses colectivos.
Julio sabemos que el trabajo es ingente, el camino estará lleno de dificultades, pero las ganas de cambio son tan grandes que ningún obstáculo podrá impedir la transformación que precisamos.
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