A pocos días de las elecciones, y tras los dos grandes debates electorales, las posiciones de los partidos se van aclarando. Algo bueno ha tenido la exclusión de VOX, se han roto los discursos más absurdos y excluyentes. Los frentistas se necesitaban para establecer el debate en clave de emergencia, y sin VOX en escena se ha hablado de propuestas y posiciones sobre aspectos sociales y económicos.
Los intentos del aún presidente por sabotear los debates televisados se han entendido tras el espectáculo retransmitido. La arrogancia de quien ni siquiera se siente cómodo dando una rueda de prensa le ha impedido desenvolverse con soltura frente a rivales políticos dispuestos a deshacerle todo mantra en “prime time”.
Quizá se ha echado en falta entre tanta consigna e interrupción una palabra, regeneración. La excusa de la moción de censura ha desaparecido del debate y lo que se presenta a menudo como una mera renovación de caras no alcanza la necesaria regeneración de formas, discursos y personas. La ética política, dinamitada primero con la condena de Gürtel y después con las formas de gobernar de un presidente indecente, pone en evidencia cierto olvido de ese valor que debería guiar la acción política de cualquier partido. Véase lo que ocurre en Jaén; tanto en el PSOE como en el PP, pese a algunos cambios la regeneración escasea, las guerras de partido permanecen. Ni la apuesta por la vicerrectora del Moral se libra de la sospecha. Los parentescos, las sombras alargadas y las siluetas de razones y mentores se reconocen hasta de espaldas.
Ante esta situación queda la candidatura de Ciudadanos marcando la diferencia. La que encabeza Marián Adán. Una mujer que montada en un coche recorre la provincia de punta a punta desde hace más de un año dando a conocer un proyecto trasversal de necesaria regeneración política. Por eso el cambio auténtico en Jaén solo puede materializarse hoy en el partido naranja. Aquél que, con sus imperfecciones y errores como todos, ha sido el único que ha admitido un proyecto de auténtica regeneración política para Jaén. Su logro, el de quien hasta hace poco más de año “no era nadie”, según dijo alguno del PP; es ahora la esperanza de quienes creemos que esta provincia tiene derecho a contar con jóvenes políticos con vocación como ella, y poner fin a la degeneración del bipartidismo, encarnado hoy en quienes no han hecho otra cosa que crecer en él.
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