Plaza del Pósito

En mi dolor mando yo

No era muy creíble cuando la derecha se definía como liberales. En las tertulias de la Plaza del Pósito les corregíamos: “Liberales en lo económico...

Publicado: 08/04/2019 ·
23:36
· Actualizado: 08/04/2019 · 23:36
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Autor

Santiago Donaire

Santiago Donaire es un histórico militante socialista de la provincia de Jaén comprometido con su tierra

Plaza del Pósito

La actualidad política y social narrada en este espacio desde la experiencia de un librepensador

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No era muy creíble cuando la derecha se definía como liberales. En las tertulias de la Plaza del Pósito les corregíamos: “Liberales en lo económico y Conservadores en lo social”. Ahora con la nueva hornada, manejados con la fibrosa mano que mece la cuna, ya se quitaron las máscaras y se manifiestan tal como realmente son: De derechas de toda la vida, de la vida española, es la vuelta al Nacionalcatolicismo.

El liberalismo económico es una doctrina despiadada, que señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico y la eficiencia en la asignación de los recursos, es a través de un mercado libre sin la intervención del Estado. Dejan al Estado solo el ejército y la bandera, el resto que lo gobierne el mercado. Viendo los dispendios que se han dado, tal como han dispuesto de los dineros públicos, de liberalismo nada, era una excusa para llevarse la pasta, para enriquecerse ellos y los suyos. Lo de esta gente tiene nombre y es tal que la oligarquía franquista de antaño, es lo mismo y son los mismos.

La proyección este fin de semana en la fachada de la plaza Mayor de los papeles de Bárcenas, les ha sacado de sus casillas y eso que al tal “M. Rajoy” o “R. Rato” que continuamente allí aparecen no los asocian con nadie de los suyos, no sé de qué se molestan sino va con ellos.

Si en lo económico intentaron engañarnos liándose en la bandera liberal, en lo social nunca hubo duda, ahí no dejan nada en manos de la libertad individual, hay que atarlo todo y bien atado. Ni aborto, ni eutanasia, ni educación a la ciudadanía, ni feminismo, ni nada de nada que contradiga los principios de esa unión estrecha entre la política y la religión.

La dignidad es algo inherente a la propia persona, no es la del Estado, la del cura o de la familia. Solo cada uno sabe qué es para sí mismo morir de forma digna. Solo la persona sabe lo que está sufriendo y hasta cuándo puede soportarlo. Es un engaño decir que la vida no es de uno, sino de Dios. La vida es de quien la vive y el sufrimiento es de quien lo padece. No nos impongan su moral, hagan con su dolor lo que les apetezca, no con el nuestro.

Creo que el momento de hablar de este tema ha llegado, hay que abrir el debate, con tranquilidad. Regular un tema que nos afecta a todos, pero especialmente a los que estamos alejados de ese sentimiento religioso que necesita y justifica el sufrimiento en esta vida para alcanzar la gloria en la otra.

En los próximos días tendremos elecciones  y no deberíamos dudar entre votar o quedarnos en casa, esta vez no. Nos jugamos mucho, pues contra quienes quieren volver al pasado, en blanco y negro, no tenemos más armas para pararlos que las urnas. Por eso iremos todos y todas a votar.    

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