“El Museo Íbero no puede ser un adorno cultural para la capital”

Publicado: 11/03/2019
Juan Eslava lleva Jaén en sus libros y personajes y admite que es una provincia que ama, de ahí que le duela que “Jaén siempre queda para después"
La escritura siempre fue su afición y hoy tiene la “suerte” de disfrutarla como oficio. Escritor prolífico, la novela histórica y los ensayos novelados lo han posicionado como una de las plumas más reconocidas a nivel nacional, un jienense que lleva esta tierra en sus libros y personajes, ofreciendo al lector rigurosidad, un estilo ameno en la lectura y una sinceridad que engancha.

Juan Eslava Galán (Arjona, 1948) es doctor en Letras y catedrático de Inglés en Educación Secundaria. Lleva a la espalda medio siglo de escrituras y lecturas que le han valido los premios Planeta (1987), Ateneo de Sevilla (1991), Fernando Lara (1998) y Premio de la Crítica Andaluza (1998). “Escribir es mi oficio, mi vocación y se ha convertido en una necesidad. Me hace muy feliz. Mis aficiones son leer y escribir. Cuando entrego un libro, me pongo con el siguiente. No puedo esperar”, dice.

Está en promoción con su último libro, ‘La familia del Prado’ (2018), con el que presenta a la mejor pinacoteca del mundo como un “álbum familiar de las dinastías españolas, los Austrias y los Borbones”. No se trata de una historia del país, sino del día a día de sus protagonistas, de sus reyes, pintores, amantes y plebeyos. “Los personajes inventados atraen al lector. Los históricos los conocemos, pero los que enganchan son los inventados, sus sentimientos y vivencias”, dice.

Ésa es su tónica habitual y así lo ha hecho en ‘La conquista de América contada para escépticos’, su próximo ensayo novelado, que verá la luz en primavera y que sumará a su serie para descreídos. Con maestría, introduce personajes jienenses y acerca al lector “vivencias y sentimientos”, a la vez que hace fácil la comprensión de hechos históricos. Ha sido un libro que ha escrito “con intensidad”, explica, en ocho meses.

También trabaja en una novela en la que abordará nuevamente la historia, con episodios como la postura de Franco en la II Guerra Mundial y “su alianza o no” con Hitler. “Tengo muchísimas ideas para libros que sé que nunca escribiré porque me faltará vida.  Tengo 71 años y aún no me he cansado de aprender. Quiero seguir escribiendo y ofreciendo historias a mis lectores. Los escritores tenemos fecha de caducidad, pero la lectura y la escritura ensanchan la vida. Siempre quise escribir y que me leyeran. Se ha cumplido, pero esa sigue siendo mi meta. En las cartas que me escriben los lectores, sólo me piden que siga siendo riguroso y ameno”, dice.

Con 90 títulos literarios publicados, reconoce que su “alma” es la “Historia”, concretamente, “la novela historiada y las historias noveladas”, y que al escribir piensa en “qué interesa al lector moderno”. Sus libros están vivos y aunque el perfil de sus lectores es diverso, sus primeras obras llegan  ahora a manos de jóvenes. “Siempre hace falta leer más. Soy quien soy por lo que he leído”, admite.

Y si su alma son la Historia y las Letras, su “amor” es esta tierra, una Jaén que le duele. “Describe tu aldea y estarás describiendo el mundo”, parafrasea. Ve la realidad de Jaén con “más claridad” desde fuera. Ha vivido 27 años en Sevilla, seis años en Barcelona y, desde hace cuatro, reside en Madrid. “Jaén tiene mucho camino que recorrer. Es una provincia con serios problemas económicos y sociales. Jaén siempre queda para después y nunca ha sido beneficiada. Hay que romper lanzas a favor de una provincia que no es sólo olivar y aceite. También es cultura y turismo”, dice.

En su reciente estancia en la ciudad, la capital de la leyenda del Lagarto de la Malena y los mitos del dragón, desbordó el aforo.   Fue por un coloquio sobre los íberos y la novela histórica. “Jaén siempre me devuelve el cariño que le profeso. Llevo a Jaén en el corazón y en mis libros. Amo a esta provincia”, espeta. La atención a Jaén y su pasado íbero ha sido protagonista en su obra, con títulos como ‘Rey Lobo’, de 2010.

Ahora explica que el presente del Jaén íbero son “atractivos turísticos” como el Oppidum de Puente Tablas y su Museo. “El Museo Íbero no puede ser un adorno cultural para una capital de provincia. Necesitamos que atraiga a Jaén un turismo culto, que se quede. Tiene que ser motor cultural y económico para Jaén”, dice.

Con una carrera admirada por quienes empiezan en las Letras, reconoce que en Jaén hay “una gran generación de escritores bastante buenos”. Dice: “Es muy difícil publicar sin ser conocido, pero hay que aguantar y no rendirse”.

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