Quien a buen árbol se arrima...

El poder de la belleza

La belleza está en todas partes, y apreciarla es una característica esencial y universal del ser humano, que sólo requiere estar despierto a ella, saber...

Publicado: 12/02/2019 ·
22:47
· Actualizado: 12/02/2019 · 22:47
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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La belleza está en todas partes, y apreciarla es una característica esencial y universal del ser humano, que sólo requiere estar despierto a ella, saber reconocerla. La belleza podemos encontrarla en la apariencia de las cosas, de las actividades y de las personas, pero también en el interior de cada una de ellas. La encontramos en una vocación, en un trabajo bien terminado, en el arte, en el paisaje, en los ideales, en la música, en un relato, en cualquier manifestación humana, en cualquier expresión de la Naturaleza.

Reconocer la belleza es una de las singularidades que nos humanizan. Hay muchas formas de belleza, tantas como seres humanos, pero todas se caracterizan por tener un insospechado vínculo con certezas y con equilibrios, todas sintonizan por igual (a juicio de Platón) con Lo Bello, Lo Verdadero y Lo Justo.

Pero la belleza es sobre todo PODER. La belleza encierra una forma de poder, que es el más temido por los tiranos y los fanáticos. La belleza da lugar al enamoramiento: despierta en el que la contempla de forma insistente el sentimiento más poderoso, el Amor. Efectivamente, cuando el ser humano no está embrutecido o adormilado, cuando a través de esa sensibilidad que figura en el inventario interior de cualquiera, percibimos la belleza, se produce una atracción que nos lleva al amor.

El amor es la búsqueda infatigable de la parte que nos falta, y que la descubrimos a través de la belleza. ¿Dónde radica su poder? En la necesidad. Cuando la necesidad nos lleva a buscar la ausencia que nos hace incompletos, el amor resulta imparable e incontenible.

No estoy hablando de la pasión encendida del día de San Valentín, del amor romántico, al menos no sólo de eso. Me refiero a la necesidad de justicia, de armonía, de fraternidad, de desarrollo, de plasmar los grandes ideales, de tocar el cielo de los sueños, de alcanzar el conocimiento, de intuir inmarcesibles perlas de sabiduría…la necesidad, en definitiva, de completar lo que nos corresponde como seres humanos, que podemos atisbar a través de la belleza, y por medio de ella, desencadenar la búsqueda obstinada del amante. Eso es poder.

El poder de la belleza se exhibe en el tesón con el que la persona enamorada anhela el encuentro con el objeto de su amor, sea un ideal, una causa noble, una vocación, otra persona. Cuando esa necesidad se hace consciente, nada, nada puede detenerla. Eso es poder… pero hay que estar enamorado.

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