Todos estamos llamados a luchar por una Andalucía mejor, más moderna y avanzada. No sólo debe ser tarea del nuevo presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla. Sus buenos propósitos en favor del avance de nuestra tierra han de ser compartidos por todos si es que queremos el progreso y el bienestar. Tiene que ser una tarea colectiva para que esta empresa alcance los objetivos planteados, cada uno, por supuesto, desde la cuota de responsabilidad que ocupe en esta sociedad. Una misión, en fin, al margen de la condición política o social que representemos y con el debido respeto, desde luego, al libre juego de nuestra democracia entre la acción de gobierno y la obligada labor de control y de oposición.
En esas estamos, ahora que se ha producido el relevo en la Junta de Andalucía, cuando asistimos a la jubilación de Manuel Morón Ledro como presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras. Pone fin nada menos que a 20 años de permanencia al frente del recinto portuario de mayor actividad del país. Podría pensarse que lo ha podido tener fácil si se tiene en cuenta, solamente, la privilegiada situación geográfica del mismo, pero cualquier vecino de la zona, todo aquel que conozca el entorno o el mismo sector, sabede la gigantesca tarea desplegada por este ingeniero, natural de la localidad sevillana de Lora del Río, bético confeso, que no ha descansado ni un solo día hasta situar al puerto algecireño como uno de los más destacados de toda la cuenca mediterránea.
Una labor que ha desarrollado contra viento y marea, captando tráficos y logrando inversiones y el asentamiento de numerosas empresas y luchando sin cesar para solventar la falta de equipamientos e infraestructuras. Algeciras ha competido con el resto de puertos en inferioridad de condiciones y aún así ha llegado a superar, por tercer año consecutivo, los más de cien millones toneladas de mercancías conforme al cierre del ejercicio de 2018. Tiene razones más que fundadas para marcharse con satisfacción por el deber cumplido aunque se lamenta de que su principal aspiración, el tan anhelado enlace ferroviario Algeciras-Bobadilla, siga aún pendiente de acometerse definitivamente.
Se va, por tanto, gozando del reconocimiento y el respeto de todos así como con el agradecimiento obligado por los servicios prestados con tanta brillantez y eficacia. Sólo falta que haya la suficiente altura de miras para que quien le sustituya esté en consonancia con la trascendencia del cargo y conla herencia que deja Morón. Su trayectoria es el mejor legado que deja como ejemplo de un andaluz comprometido con su tierra, entregado al máximo en favor de su prosperidad y el pleno desarrollo de sus potencialidades.
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