La Navidad nos atrapa ya en el tropel de melindres clásicos que tanto reconforta nuestra alma. Este viernes empezarán las vacaciones en los colegios y el día siguiente, 22, los niños de San Ildefonso cantarán la suerte de la Lotería Nacional, dando paso a una reedición de las tradiciones tan conocida como emotiva. Este pasado fin de semana estuvo cargadísimo de comidas de empresa, de reconocimientos al oficio de vivir, como el que le tributaron al ex alcalde, ex secretario de Estado, José Enrique Fernández de Moya, en que –como sucede siempre en esta época del año- brillaron más las ausencias que las presencias. Bien es cierto que el detonante del encuentro, premeditado por Gabino Puche, se contextualizaba en el marco del preludio de constitución del Parlamento Andaluz de una XI Legislatura que la reserva activa del cospedalismo en la región barruntaba que Juanma Moreno Bonilla ni tan siquiera principiaría, toda vez que los resultados del 2D habrían amortizado definitivamente su carrera política en Andalucía. La tozuda realidad fue otra bastante diferente pero a los organizadores del acto de adhesión a la figura de Fernández de Moya se les antojó de mal gusto la desconvocatoria habida cuenta el calvario judicial que padece a resultas del caso Matinsreg. Fueron muchos los llamados -algunos en varias ocasiones- aunque, a la postre, en la foto de familia antes de la despedida del HO, podían contarse menos de un centenar. No faltaron, eso sí, sus familiares más directos, Cristóbal Montoro, ex ministro-jefe del homenajeado, los diputados nacionales Javier Calvente y María Torres, una nutrida representación de la dirigencia/ex dirigencia pepera de Baeza, Úbeda y Linares, los dos últimos subdelegados del PP –Juan Lillo y Paqui Molina-, el indispensable Alfonso Sánchez Herrera, tres concejales del Ayuntamiento de Jaén de obediencia debida –Miguel Contreras, Juan José Jódar y Manuel Heras-, su jefe de gabinete en Madrid –Pablo Ruiz, a punto de regresar a Onda Jaén tras su efímero paso por la UPM-, Amelia Palacios –hija del ‘pope’ don Ramón y parlamentaria hasta ‘casi’ su jubilación-, el decano de los enfermeros colegiados –J.F. Lendínez, quien le regaló un cuadro-, o el presidente de su periódico provincial de preferencia/referencia –Eleuterio Muñoz, portando la caricatura del ‘interfecto’ político-. Faltaron muchos, quizá demasiados, más si cabe teniendo en cuenta que la futura estructura de poder de la Junta, si Juanma es presidente, se concreta en estos días y no es cuestión de granjearse la antipatía del que va a mandar: el actual alcalde –Javier Márquez- y buena parte de sus más estrechos colaboradores en el equipo de gobierno, presidente y secretario general del partido –Juan Diego Requena y Francisco Palacios-, los parlamentarios andaluces electos por Jaén, la mayor parte del grupo provincial en Diputación, todos los regidores y portavoces municipales de ‘Jaén Adelante’ que permanecen en el PP…
José María Aznar, cuentan los iniciados en FAES, maneja con destreza, a tres manos, la trastienda de la nueva derecha tripartita. Su papel en la configuración de la nueva mayoría gubernamental de Andalucía parece definitoria al atemperar las descalificaciones que vierte el europeísmo escarmentado sobre Vox y sublimar la entente imprescindible entre PP y Cs. El PSOE de Susana Díaz, a la desesperada, y la alternativa naranja de Juan Marín, de medio lado y volviendo la oración susanista por pasiva, preferirían un frente constitucionalista que marginase a los extremistas y estuviera presidido por ellos mismos, es decir, por su cara bonita, pero eso a estas alturas del telediario se antoja mero gesto de cara a la galería. El PP de Moreno Bonilla toma claramente la iniciativa, reuniéndose por separado con Ciudadanos y Vox. La ultraderecha de Santiago Abascal y Morante de la Puebla se conjura para anteponer rechazos a abrazos: “primero, echar a los socialistas de San Telmo; de estabilidad, luego, ya hablaremos”. Tras el comité director del PSOE-A, Susana iniciaba la pasada semana en Córdoba una gira por provincias, que esta tarde llega a Jaén, prietas las filas, con la intención de subrayar en un alarde de optimismo acrítico su convencimiento de que, a pesar de los pesares, todavía puede seguir gobernando Andalucía. Nadie le arrienda las ganancias de una estrategia escapista/surrealista, condenada al fracaso, ni siquiera Paco Reyes, su mejor respaldo el día después cuando la primera reacción del sanchismo fue ir a degüello a por ella. Es tiempo de paz, de montar el Belén, con romanos por todas partes, más de 9.000, armados hasta los dientes por aquello del consejo de ministros del 21D en Barcelona, pastores secesionistas en jarras, Barrabás en la cárcel y profusión de ‘caganers’.
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