Plaza del Pósito

40 años, toda una vida

La Constitución está de aniversario, 40 años no son nada en la historia de un país, y para nosotros son toda una vida. No es mi intención trasladar nostalgia...

Publicado: 10/12/2018 ·
23:18
· Actualizado: 10/12/2018 · 23:18
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Autor

Santiago Donaire

Santiago Donaire es un histórico militante socialista de la provincia de Jaén comprometido con su tierra

Plaza del Pósito

La actualidad política y social narrada en este espacio desde la experiencia de un librepensador

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La Constitución está de aniversario, 40 años no son nada en la historia de un país, y para nosotros son toda una vida. No es mi intención trasladar nostalgia por los tiempos pasados, solo un poco de historia, por eso de no olvidar. Unos años intensos, idealizados por unos, satanizados por otros. Me limitaré a contar brevemente la experiencia propia, en el Madrid de mediados de los 70.
Taxis negros y humeantes, por la radio se escuchaba: Abba, Las Grecas, Camilo Sexto; había otros, pero en los casetes. Las calefacciones eran de carbón. No había cabinas interurbanas, escribíamos cartas. Mientras esperabas el metro te entretenías viendo los ratones entre las vías. En invierno olía a castañas asadas y los domingos a churros, los garitos a pies y tabaco negro, nosotros a humanidad y ella a manzana recién pelada. Había muchos soldados paseando por las calles. Curas con sotana. Los grises con largos y pesados abrigos. Nosotros barbudos con trencas o jerselones hechos a mano. Ellas, faldas indias, botas camperas y largas melenas.
A un chico de provincias se le abría un mundo alucinante. A los tres meses ya tenías barba, eras progresista, demócrata y ateo convencido, y lo más grande: creías en el amor libre. Guardábamos champán barato para cuando muriera el Dictador.
Años, hoy idealizados. Pero donde compañeros de clase al servicio de lo político social te delataban. Con periodo de excepción o sin él, entraba la policía en las casas y salvo unos pocos héroes, las hostias eran efectivas y hacían que cayeran las organizaciones, que siempre se volvían a levantar, una y otra vez. Pasar por la DGS, golpes y humillaciones, Tribunal de Orden Público y Carabanchel. Ese era el ciclo por el que pasaron, por el que pasamos algunos.
MIEDO a la tortura, a delatar a tus compañeros, y miedo a lo peor, pues entre 1975 y 1982 murieron más de 100 personas ante las fuerzas de orden público y 49 en manos de la extrema derecha. Casado dice de entonces que “no hubo sometimiento, ni miedo”, ¡ya!. RABIA contra ese mundo injusto y cruel, especialmente con las mujeres. ILUSIÓN, pues sabíamos que lo íbamos a cambiar: !Amnistía, Libertad!
En esto llegó la Constitución. Fraga, el de “la calle es mía” estaba en contra, al igual que un desconocido Aznar, que escribía artículos demonizándola. Los que estuvimos en la calle no queríamos un jefe de Estado por la gracia de Dios, ni hereditario, pero salió que sí. Nos consolamos pues se garantizaban las libertades, los partidos, los sindicatos y se reconocían derechos, como el derecho a la vivienda. Al final como con otros, lo de la vivienda no se cumplió y el rey al que le bastaba con dar ejemplo, pues nos salió sinvergüenza.
España no es la misma, la Constitución envejeció y precisa una profunda reforma.
Ahora la derecha banaliza la Dictadura y defiende sus principios. Espero que sea un mal pasajero. No lo duden, nos encontrarán de nuevo, de frente. España no necesita más salvapatrias. Salud.

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