Hacer de la poesía un género ameno, constructivo y didáctico a través de la escritura creativa. Ése fue su afán cuando emigró a Jaén y lo ha conseguido. Ethan Spooner (Chicago, 1963) es el presidente de la Asociación Proyecto Slam, impulsor de la poesía oral interpretada, de un formato de poesía escénica que permite recitar poemas propios, sin atrezzo.
El slam nació en Chicago en 1986 y Ethan Spooner, conocedor de las ventajas de esta técnica, no dudó en introducirlo a nivel nacional, con campeonatos por el territorio español; ni en implantarlo en Jaén, una ciudad a la que llegó en 1999 como arquitecto de carrera.
A través del AMPA del colegio ‘Andrés de Vandelvira’ introdujo talleres de escritura creativa, popularizando el slam, el movimiento poético que más rápidamente se ha popularizado y que “más ha crecido en la historia de la Humanidad”. Spooner recuerda que “es una técnica que enseña a los escolares a pensar, a ser críticos, a expresar lo que sienten, a escuchar y digerir lo que otros piensan”.
En 2009 ya se practicaba el slam en 25 países del mundo y en España sólo se había consolidado en Madrid. Ethan Spooner, con la colaboración de la embajada de Estados Unidos, trajo a Jaén al profesor y poeta Joaquín Zihuatanejo, para enseñar la técnica y arrancar con los talleres de escritura creativa en 2010. Durante seis años llegaron a más de 5.000 escolares de la ESO (a partir de 12 años) con más de mil sesiones. “El atractivo de los talleres es que permitimos a los escolares que experimenten escribiendo, poniendo el énfasis en su participación, dando valor a lo que ellos piensan. La escritura creativa desvela las preocupaciones e inquietudes de los jóvenes. Los de Jaén, son escolares muy creativos, que leen y escriben de forma habitual”, reconoce.
Tras una parada en 2016, la Asociación Proyecto Slam retoma ahora sus talleres, sigue con los encuentros mensuales (en el local Séptimo Cielo de la capital) y con su participación en los campeonatos nacionales.
La técnica es siempre la misma, recitar en público lo que se ha escrito de forma creativa, para recibir una puntuación en cada ronda, como si de un combate se tratara, por parte del público asistente a los encuentros o campeonatos. “El slam es un sitio de paso, donde con la poesía, experimentas con la forma de expresarte; donde aprendes de ti mismo y de los demás”, dice.
A finales de noviembre arrancan los talleres en el IES Santa Catalina de Alejandría y ya han dado un taller piloto en el IES Jabalcuz. En 2011 se hizo el primer Campeonato Slam Nacional, en Barcelona, y en 2012, la Asociación Proyecto Slam consiguió que se celebrara en la capital, en el Teatro Darymelia. “A nivel nacional, Jaén siempre queda entre los primeros puestos”, afirma.
Fue el primer fruto del esfuerzo de una Asociación que nació con tres personas y que hoy ya componen once, con slammers como Roberto Peña, José Flores y Luanna Extremera. “La Asociación, más que cultural, es educacional. Es un proyecto en el que trabajamos todos”, dice.
Tras casi dos décadas viviendo en Jaén, asegura que esta ciudad le ha dado un “lugar cómodo” para vivir. “Jaén me recuerda al barrio de Chicago donde me crié cuando era niño”, dice un norteamericano que lleva años detectando que “Jaén tiene muchas carencias y una es que no se rema en la misma dirección, que no se trabaja de forma conjunta para el bien de todos”.
Le gusta San Ildefonso, donde vive y el barrio en el que regenta una academia de inglés desde 2011. Este arquitecto, uno de los responsables del edificio del IMEFE en la calle San Andrés de la capital, reconoce que en San Ildefonso hay “edificios lamentables”, pero que el urbanismo de Jaén ha desarrollado una ciudad “agradable para vivir”.
Tuvo que reinventarse y apostó por la enseñanza. “Siempre me gustó enseñar. Puedo decir que los jienenses hablan cada vez mejor inglés, un idioma que es la llave del futuro de cualquier persona”, defiende.
Pero Ethan Spooner siempre será poeta y quiere que su legado sea el slam. “De todo lo que he hecho en la vida, los talleres de slam es lo que más efecto positivo ha tenido en la vida de los demás. Que los niños tengan un espacio en la escuela donde expresar lo que sienten, es lo mejor que podía hacer”, termina.
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