Con perspectiva sureña

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Hace unos días, el presidente del PP, Pablo Casado, colgaba en las redes sociales un vídeo invitando a los españoles a colocar la bandera de España...

Publicado: 18/10/2018 ·
23:07
· Actualizado: 18/10/2018 · 23:07
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Autor

Antonia Merino

Antonia Merino es una reconocida periodista y analista política y social de la provincia jienense

Con perspectiva sureña

La actualidad política y social vista desde la trinchera femenina y la experiencia de una veterana del periodismo jienense

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Hace unos días, el presidente del PP, Pablo Casado, colgaba en las redes sociales un vídeo invitando a los españoles a colocar la bandera de España en balcones y ventanas para mostrar su orgullo patrio frente a los que tratan de romper el país. Unos días antes, era la líder de la oposición en el Parlament catalán, Inés Arrimadas, de Ciudadanos, quién hacía gala de la bandera española en el Debate de Política General durante su turno de réplica al president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, exhibiendo su querencia a la rojigualda frente  a  los “golpistas” independentistas. En esta disparatada competición de la derecha  por ser más español que nadie aún quedan algunos disidentes ajenos a esa pugna de banderas quizás porque siguen sin entender cómo se mide este patriotismo. ¿Colgando la bandera en el balcón de casa? ¿Llevando una pulserita en la muñeca? ¿Existe acaso un manual del buen patriota que te marca las directrices? Comprendo que como respuesta al “procès” soberanista haya aflorado un fuerte sentimiento españolista. Se supone que ese sentimiento puede ser perfectamente democrático pero no implica que todo el mundo piense igual, ni todo el mundo tiene la misma visión de España. Sin embargo, en estos últimos tiempos nos hemos topado con los guardianes de las esencias patrias. De forma que si uno está en total desacuerdo con el independentismo, pero cree que los líderes encarcelados no deberían seguir en prisión preventiva o que la acusación de rebelión está forzada, pasa a ser enemigo patrio o amigo de los “golpistas”.  A todo esto, resulta curioso que la única ciudad española donde se rinde un homenaje a los pueblos de España sea Barcelona. Quién no ha visitado el recinto del Pueblo Español. Si no han ido, vayan. Este espacio se proyectó en 1929 para reflejar las “diferentes Españas” que, juntas, dan lugar a un país de enorme riqueza cultural. Ser español, por cierto, no consiste en lo que algunos quieran imponer. Ya lo dice el escritor Benjamín Prado: "El patriotismo dura mientras eres tú quien lleva la bandera. Cuando la lleva otro, las cosas cambian".

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