Septiembre ha ido entrando suave, pero a pasos consistentes. Poco a poco el letargo veraniego de Jaén ha quedado atrás para, ya concluida la primera quincena, funcionar a pleno rendimiento. Uno de los temas principales que ha ido marcando la agenda son las comunicaciones en nuestra provincia. Un viejo, muy viejo tema, que saltó como un resorte a la actualidad con el anuncio de que el Talgo Madrid-Granada no pararía en la estación Linares-Baeza, excepto para una parada técnica. No para el acceso a viajeros. Rápidamente se reculó desde el Ministerio de Fomento. Este hecho ha reactivado las alarmas y el hartazgo que sufre una población, una provincia que se ve abocada a quedar excluida de la modernización y al margen de las buenas conexiones con otros territorios. O lo que es lo mismo, más pobreza y retraso económico y social. Jaén muy posiblemente no necesite AVE, ni tampoco un aeropuerto ni grandes infraestructuras ferroviarias, pero sí conexiones óptimas y no tercermundistas para el traslado a otras provincias, mejorar y potenciar las que ya existen e invertir en el mantenimiento de nuestras vías. No menos importante es la paupérrima situación dentro de nuestro propio territorio. Muchas de las carreteras que comunican nuestros pueblos y ciudades están muy lejos de parecer propias de países desarrollados. En días pasados, viendo en televisión las imágenes de La Vuelta a España a su paso por la provincia sentí vergüenza. Los ciclistas recorrían la zona de Hinojares, Ceal, Pozo Alcón… un entorno muy peculiar, pero con unas carreteras que a vista de pájaro mostraban su desperfecto y deterioro en todo su esplendor. A ello se unían las frecuentes caídas de los corredores motivadas en su mayoría por un pavimento irregular y plagado de resaltos. En esos momentos me llegaron varios whatsapp de amigos de fuera: “¡Vaya carreteras tenéis en Jaén!”, “Uff, telita con la carretera”. Unas imágenes de Jaén que se vieron en todo el país y parte del extranjero y que a buen seguro llegaron a millones de espectadores. Con este panorama, que no es de ahora, a ver qué nos deparan las promesas políticas de los próximos meses. Unos meses en los que nos vamos a ver envueltos en buenas intenciones y mejores palabras con vistas ya a unas muy próximas elecciones autonómicas y, posteriormente, locales. Mientras tanto, al menos en la capital, nos queda el tranvía, ¡ah no, que es una infraestructura que no funciona aún! O autobuses Castillo, la mejor alternativa para llegar tarde (o no llegar) a cualquier lugar al que quieras ir.
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