Finalmente el Gobierno de España parece que ha dado marcha atrás al despropósito de que el talgo de Granada a Madrid no parara a recoger pasajeros en la provincia de Jaén (ahora tendremos que verlo con nuestros propios ojos, porque de promesas sabe un rato esta tierra). La denuncia lanzada por la plataforma ‘Jaén Merece Más’ y las posteriores críticas provocaron que los socialistas jienenses despertaran del letargo. Bien estará lo que bien acabe. Sin embargo, tal y como decíamos ayer, el agravio histórico es tal que duele que quienes tienen la responsabilidad (cobrando cada mes y no de forma altruista como los miembros de una plataforma) de velar por los intereses de la provincia, o desconozcan o secunden decisiones tan sonrojantes como esta: el tren parará para cambiar de maquinista, pero no para que se suban viajeros. En esta provincia, si alguien decidiera morir tirándose a las vías del tren lo haría antes de inanición que por el atropello; o de tener suerte y coincidir con un convoy, quedaría tullido, dada la velocidad, antes que verse en brazos de la Parca. Y maldita la gracia que tiene. ¿Cómo conseguirá esta provincia crecer y converger con la media del país con servicios de principios del siglo XX? ¿Cómo van a competir nuestras empresas así?
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