Terminó ayer el Caja Rural Jaén Open, del World Pádel Tour tras ocho días de competición y de promoción de la ciudad fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, como ya sucede en todas las ciudades donde se celebra esta cita deportiva internacional, la prueba no ha estado exenta de polémica (en el Teatro Romano de Mérida llegó a suspenderse incluso). No cabe duda de que la proyección ha sido alta y, sobre todo, la ocupación hotelera y la hostelería de la zona se han visto beneficiada, sobre todo el fin de semana. Habrá que ver ahora si se cumple el retorno de 1’5 millones de euros a la capital, teniendo en cuenta que la prueba ronda los 250.000 euros de coste. En cualquier caso, Jaén no debe sumirse en la queja por la queja. Si no viene, porque no viene, si viene, porque lo hace. Lo que hay que plantearse ahora es qué tipo de plaza de Santa María quiere Jaén. Si el alcalde va a continuar promoviendo actividades debería cambiarse el suelo de la plaza, ya que no fue concebido para ello con las fuentes y las luces, que, por otro lado, no fueron potenciadas nunca, al igual que toda la simbología que alberga (reloj solar, inicio Camino de Santiago...) Por tanto, antes de arreglar los desperfectos habría que reflexionar sobre qué modelo de plaza se quiere e invertir, además, en el resto del conjunto histórico, porque no solo de pádel vive Jaén.
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